Diario de Ibiza

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Prats, Xescu

Rusos en Ibiza

En Ibiza hace ya muchos años que han desembarcado los multimillonarios rusos y no solo vienen a hacer turismo. No existe un estudio público que revele qué porcentaje de la economía ibicenca se concentra en sus manos, pero probablemente sea sustancial. Algunos importantes oligarcas poseen mansiones y viajan con sus enormes yates a la isla, pero también adquieren empresas de hostelería e invierten en el sector inmobi-liario no solo para residir, sino también para hacer negocio.

Cabe recordar que, en diciembre de 2020, fue desarticulada una importante red criminal que operaba en Ibiza y en el Levante peninsular, con la misión de blanquear dinero de la mafia rusa, procedente del tráfico de drogas y armas, la trata de seres humanos y las redes de extorsión. Se impusieron el objetivo de comprar una de las grandes discotecas de la isla y tenían planes para apropiarse de otros muchos negocios donde lavar el dinero sucio del crimen organizado.

Esta asociación de malhechores fue desarticulada a tiempo, antes de que hundiera sus raíces en nuestro territorio. Sin embargo, parece improbable que, una vez la mafia rusa ha puesto sus ojos aquí, otros intentos no hayan fructificado y un inventario indefinido de propiedades y empresas haya acabado controlado por sus lugartenientes.

A la mafia se suman los denominados oligarcas rusos, un grupo de empresarios afines a Putin, que se han repartido en exclusiva las materias primas del país, incluido el gran negocio de la energía y otros. Ahora mismo, sus cuentas bancarias fuera de Rusia han sido congeladas y sus enormes yates precintados.

En Ibiza podemos encontrar algunos ejemplos muy significativos, como el propietario del islote de sa Ferradura, en el Port de Sant Miquel, que se llama Mikhail Prokhorov y está considerado el primer productor mundial de níquel y el rey del oro de Rusia. Incluso fue el primer extranjero en desembarcar en la NBA, tras adquirir los Brooklyn Nets y venderlos unos años después a otro multimillonario, con un margen de beneficio extraordinario. Cuando él o alguno de sus invitados no ocupan la propiedad del islote, ésta se alquila por unos 300.000 euros a la semana.

En Platges de Comte, camino a sa Figuera Borda, se halla también la mansión de Vladislav Doronin, otro magnate ruso del sector inmobiliario. Esta casa, pegada al mar, forma parte de un conjunto de varias propiedades y construcciones, que se han ido ampliando progresivamente. El lujoso chalet de Doronin lleva años envuelto en polémicas. Primero construyó un amplio pantalán en las rocas, ordenando a su personal de seguridad que impidiese el paso a los bañistas que se dirigían a este tramo de costa, a pesar de hallarse en suelo público. Además, erigió un enorme búnker en la parte trasera de la casa, que fue descubierto por la Guardia Civil desde un helicóptero y que el ruso tiene orden de derribar.

Asimismo, frecuentan la isla otros oligarcas, como Andrey Melmichenko, principal productor del mundo de fertilizantes minerales y uno de los grandes empresarios del carbón. Su yate, el ‘A’, es un velero futurista diseñado por Philippe Stark, de 143 metros de eslora y un valor de 400 millones de euros. El propietario del club de fútbol Chelsea, uno de los más importantes de Europa, Román Abrámovich, hizo su fortuna a través del petróleo ruso. También ha navegado en diversas ocasiones por la isla con sus dos imponentes embarcaciones: el ‘Eclipse’, de 170 metros de eslora, y ‘Le Grand Bleu’, de 113.

Mientras media Europa se dedica a hacer inventario de las propiedades de todos estos oligarcas, con el objetivo de embargarlas y así presionar indirectamente a Putin, en Ibiza la sensación es que no atisbamos más que la punta del iceberg de su presencia. Estos días, además, hemos escuchado los lamentos de algunos portavoces de los empresarios del sector del lujo, que se muestran inquietos por la más que previsible au-sencia de estos oligarcas y sus amigos, en el transcurso de la próxima temporada. La razón de esta desazón es que los rusos son los turistas que más dinero gastan en las vacaciones y que, además, disfrutan haciendo ostentación de su dinero.

Ahora mismo, con la amenaza nuclear pendiendo como una espada de Damocles sobre nuestras cabezas, Europa y Estados Unidos han apostado casi todo a esta presión sobre los oligarcas rusos. Que en Ibiza nos lamentemos por su ausencia es justo lo contrario a lo que requiere la situación. Tal vez traigan mucho dinero y contribuyan a engordar sustancialmente los beneficios de ciertas discotecas, beach clubs, inmobiliarias y cadenas hoteleras. Pero la sociedad ibicenca debería dejarles claro que, en Ibiza, mientras Putin y su ejército persistan en masacrar al pueblo ucraniano, los oligarcas rusos no son bienvenidos.

@xescuprats

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