Diario de Ibiza

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Miguel Ángel González

desde la marina

Miguel Ángel González

Una cama como dios manda

Una de las noticias que aparecía en estos papeles el pasado miércoles, 19 de enero, advertía que se registraba poca ocupación en las instalaciones que se ofrecen a las personas sin techo para paliar la ola de frío de estos últimos días, con temperaturas más bajas de las que son habituales en esta época del año. Y en la fotografía que acompañaba la noticia sorprendía en un detalle difícil de entender: veíamos un pabellón de Sa Bodega en el que, a la pata la llana, se habían colocado una ristra de colchones en el suelo, algo que dice poco y dice mal de los servicios que organizan estos dispositivos que, en este caso, no parecen tener muy en cuenta que quienes se acogen por necesidad a tales refugios son personas. Hasta en las cárceles duermen los presos con más comodidad. ¿Tan difícil es colocar los colchones sobre una modesta base, sobre un humilde somier que puede costar menos de 100 euros?

Luego, fijándome bien, he caído en la cuenta de que la fotografía de marras es de archivo, por lo que quiero pensar que este desafortunado montaje es cosa pasada, algo que se ha dado en algún caso, cosa igualmente grave, pero que a estas alturas ya se habrá corregido. El caso es que desconcierta y cabrea que la Administración pueda ignorar lo que significan palabras como ‘dignidad’ y ‘respeto’.

También es cierto, para decirlo todo, que no todo se hace mal. La misma noticia añadía que algunos consistorios, caso del de San Josep y Santa Eulària, tienen acuerdos con hostales para que cualquier usuario que lo necesite, cuando pintan bastos y el termómetro cae en picado, pueda pernoctar en ellos. En este caso, el usuario, como debe ser, tiene a su disposición una habitación preparada y una cama como Dios manda.

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