Diario de Ibiza

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Miguel Ángel González

Desde la marina

Miguel Ángel González

El pretexto no cuela

Hacer las cosas despacio y sin prisas para hacerlas bien es encomiable, pero está menos bien no hacerlas a tiempo, sobre todo si en lo que se hace media contrato para que los plazos que se han concertado se cumplan. Nos dicen que no podremos estrenar la estación marítima de es Botafoc hasta después del verano y uno ya piensa, para curarse en salud, que con suerte será en otoño o bien entrado el invierno. Esta bendita isla desconcierta. Mientras en la obra privada nos atropellamos y perdemos el culo, saltándonos, si conviene, licencias y proyectos, en la obra pública nos tomamos las cosas con una pachorra que ya es marca de la casa. Hemos tenido problemas con la estación de autobuses, el Parador ha sido y sigue siendo la obra de nunca acabar, mareamos la perdiz después de 17 años en la reforma de la primera ronda y este verano recibiremos de nuevo a los turistas que lleguen por mar en plan circense, en la bonita carpa que tenemos.

El pretexto de la pandemia para justificar la demora de la estación marítima es oportuno, pero no cuela. Se podría entender en los primeros meses de la covid, por el desconcierto que creó, pero cuando llevamos con el virus más de dos años, la demora sólo descubre una falta de reacción de la constructora y, por supuesto, también de la Administración que debería haber apretado las clavijas a su tiempo. Porque cabe suponer que no ha detectado ahora los retrasos que se venían acumulando.

Por cierto, también nos recuerdan que la planta superior de la estación será transitable y se utilizará para hacer los embarques. Quiero pensar que dicha terraza incluirá algún tipo de pérgola o cubierta que proteja al viajero de soles o lluvias y no tendremos que soportar los meteoros a cuerpo gitano. Lo digo por aquello de hacer, a toro pasado, los apaños y añadidos a los que también nos tienen acostumbrados.

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