Opinión | Tribuna

Negacionistas que exigen el certificado de vacunación

Ayer quedé a comer con unas amigas en un conocido restaurante de tapas de Vila. Y, dicho sea de paso, fue el primer establecimiento donde hasta ahora nos pidieron el certificado de vacunación. Al ir a sacar el móvil del bolso para mostrárselo al camarero que nos recibió, nos dijo que no hacía falta que se lo enseñáramos, que con nuestras “pintas” ya se notaba que lo teníamos. Literal. Me quedó la duda de cuál era el detalle exacto de nuestro aspecto en el que se fijó para tenerlo tan claro, aunque a veces es mejor no preguntar y quedarse con la duda. Tomamos asiento, comimos y estuvimos un buen rato de sobremesa. Fue ahí que se acercó el camarero y entabló conversación con nosotras, justo en el momento en el que estábamos comentando la imposición del gobierno de volver a llevar la mascarilla en exteriores. Cuál fue nuestra sorpresa cuando dicho camarero nos comentó que no estaba vacunado porque no se fiaba de una vacuna tan novedosa. Nuestra cara lo debió de decir todo, ya que no tuvo nada más que añadir al respecto. Pedimos la cuenta y nos fuimos. En ese momento había tres trabajadores detrás de la barra, en un interior y ninguno llevaba la mascarilla puesta. Sinceramente, no entiendo nada.

Llevamos dos años con esta pesadilla que parece no tener fin, que lejos de mejorar, empeora por momentos, de la que muchos afirmaban con rotundidad que íbamos a salir mejores personas y lo único que percibo es que se sobrepasan los límites descaradamente y no hay ningún tipo de criterio común en nada. Lo que sí tengo claro es que a este sitio no voy a volver porque, entre otras cosas, me parece una falta de respeto abrumadora que alguien sin vacunar y con discursos negacionistas exija a sus clientes que lo estén. No podemos echar la culpa a la hostelería de nada, pero estos trabajadores que van dando este tipo de lecciones a sus clientes, creo que no le hacen ningún favor a un sector que, desde hace tiempo, está siendo señalado por muchos.

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