Diario de Ibiza

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Lucía Perán Alcázar

Lucecitas

Anoche me dijeron algo que es cierto, que quien no mira nunca hacia el suelo no se encuentra un euro perdido. Verdad, aunque, todo sea dicho, no es muy recomendable el recogerlo a pesar de que alguno llevamos en el bolsillo y todos toqueteados por la humanidad. Volviendo atrás. Esta frase me la regalaron tras los primeros destellos de las luces navideñas de la ciudad. Supongo que el colocarlas, o no; el encenderlas, o no, habrá sido una cuestión de reflexión ardua y complicada para los responsables. Supongo y quiero suponer, porque sin ser, que no lo soy, una pesimista ceniza, ni tampoco una feliz de la vida, opino, lo cual nunca es gratuito, que no me ha hecho ni chispa de gracia. Para mí es incomprensible. Primero por la tarantela del asunto del precio de la luz y las vueltas que le hemos dado a su desmesurado precio. Tantas vueltas como las que da el tambor de las lavadoras arriesgadas; y, en segundo lugar, porque a veces, quizás, digo yo, que habría que pensar un poco más en los que una luz intermitente y bonita les hace llorar en este momento, más que quien las disfruta o le sopla el tema por tiempos. Opino.

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