Diario de Ibiza

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José Miguel L. Romero

Los Zemmour de Ibiza

Al ultra Éric Zemmour, candidato a las presidenciales francesas, le molestó que, recientemente, un periodista no le preguntara en una entrevista televisiva por su programa político. En Ibiza las cosas no son diferentes. Los políticos no soportan que el guion no sea el que desean. Se ponen nerviosos. Hace un par de años, con motivo de unos comicios, un candidato de la ultraizquierda pitiusa también se molestó por el mismo motivo, a pesar de que se le advirtió de que la entrevista sería personal y con preguntas cortas: de divulgar su propaganda ya se encargaría su partido por esas redes sociales en las que tanto confían. Dos décadas atrás, los que se ponían histéricos cuando las cosas no iban como querían eran los populares, que pedían tu cabeza en cuanto los retratabas, el Ayuntamiento que regentaban dejaba de comprar el periódico para el que trabajabas o directamente pedían a tu director que nunca más fueras a cubrir uno de sus plenos o noticias relacionadas con ellos. Desde hace unos años suele ser la izquierda woke ibicenca, la concienciadita, la que se pone de los nervios y no entiende eso de la independencia de los medios, no aguanta una crítica, ve fantasmas hasta en una foto o intenta desacreditar al mensajero basándose en ridículas paranoias. Zemmour es patético, pero no menos que algunos políticos de estas islas.

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