Diario de Ibiza

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Lucía Perán Alcázar

No sienten, padecen

Ver las imágenes de La Palma y sentir lo tremendamente pequeños que somos, es lo mismo. Sin duda, tenemos frente a nosotros una real y verdadera prueba de fuego, y no, lo que los palmeros esperan de las personas de calle como nosotros, no es una solución, sino que entendamos por lo que están pasando. Esperan de nosotros que, por un segundo, aunque solo por un segundo, seamos capaces de imaginar cómo se sienten… Nos están gritando que necesitan de nuestra compañía, de nuestra complicidad y lo cierto es que es lo único que podemos ofrecerles porque en nuestros bolsillos no están las ayudas que esperan para remontar lo que les ha venido encima. Cerrar los ojos y sentir que la tierra se mueve terremoto tras terremoto, crujiendo almas y que el límite lo pone la naturaleza deber ser algo desquiciante y difícil de encajar. Mientras, sigamos pensando en iluminar las calles de Navidad y llenar los rincones de cánticos ancestrales. ¿Qué más da? La Palma nos pilla de lejos.

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