Diario de Ibiza

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Gonzalez,-Elena

Para empezar

Elena González

Chapuzas públicas

Me congratulo de que Vila intente recuperar la ciudad para los peatones, sobre todo para los que andan con casco y rodilleras. Si en Platja d’en Bossa los viandantes se arriesgan a ser engullidos por un paseo que se desmorona sin el colchón de la posidonia, mientras el Ayuntamiento escuda su inoperancia en que necesita el permiso de Costas, patear el casco urbano es un ejercicio de riesgo, especialmente cuando llueve. En Ibiza se ejecutan y supervisan tan bien las obras públicas que el pavimento adquiere vida propia antes de su estreno. Lo penúltimo, la flamante acera ensanchada de la calle Catalunya, donde parecen haber pegado las baldosas con engrudo escolar porque están la mitad sueltas. La reforma del Eixample es además un festival de charcos, de agua limpia y de la que regurgitan las alcantarillas, en cuanto caen cuatro gotas, ya que estos Pepe Gotera y Otilio se olvidaron, tal vez, de nivelar o incluir bordillos decentes. Lo indignante es que la chapuza de estas aceras, si el presupuesto del que informó en verano el Consistorio no ha subido, nos ha costado 330.000 euros. Y arreglarlas ya ni sé por cuánto podría salir, porque cuando se trata de administraciones el bolsillo de los contribuyentes es un pozo sin fondo, frente al que casi nunca nadie asume responsabilidades por los fiascos. Pero todos contentos. Vila nos ha proporcionado a los transeúntes más «espacios seguros» para caminar... mirando al suelo.

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