Diario de Ibiza

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César Navarro

Benditas vacaciones...

Viajar ofrece siempre la oportunidad de enriquecerse y abandonar fobias y nacionalismos. De ampliar la capacidad de empatizar con el vecino para entender por fin, querido ceporro, algo tan sencillo como que los miles de inmigrantes que desaparecen en el mar, dejando atrás una vida y a padres, madres, hermanas y hermanos, hijas e hijos, no abandonan sus hogares por capricho. ¿Quién hace eso? Que buena gente y asesinos hay en todas partes, ¡incluso en España, en serio! Que el patrimonio cultural y natural se puede cuidar e incluso promocionar turísticamente (políticas y políticos de Ibiza, no colapsen por esta revelación). Que hay vida más allá de nuestras hermosas islas y que la cultural, la gastronomía e incluso el ocio son cuestiones universales que no podemos reivindicar como algo exclusivo. En serio, viajar es cosa fina, moderna y muy cool. Una maravilla que permite hacer selfies y coger ideas para mejorar nuestra existencia gris y monótona. Esta brasa que no se merece, querido lector, viene a cuento porque acabo de reincorporarme al trabajo tras disfrutar de unas merecidas, y cortas, muy cortas, vacaciones. En unas semanas o meses, en cuanto ‘aterrice’, prometo ofrecerles un artículo con enjundia. O vuelvo a hacer las maletas, qué carajo...

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