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Prats, Xescu

Es Caló de s’Oli: el orgullo de Cala de Bou

Hay edificios capaces de transformar barrios e incluso ciudades enteras. El ejemplo más ilustrativo que podemos encontrar en nuestro país probablemente sea el Museo Guggenheim de Bilbao, ubicado junto a la ría, que se inauguró hace ya casi un cuarto de siglo sobre las ruinas de una antigua fábrica de madera. La impresionante y emblemática construcción del arquitecto canadiense Frank O. Gehry, con sus ondas de titanio y cortinas de cristal, ha tenido unos efectos transformadores que pudieron percibirse casi de inmediato. Bilbao pasó de ser una urbe industrial a convertirse en un destino turístico de primer orden, lo que a su vez provocó la renovación de la degradada zona fluvial y la creación de nuevos negocios y empresas de servicios, que también multiplicaron este efecto.

Salvando las enormes distancias que los separan tanto arquitectónicamente como por potencial impacto económico, la apertura del nuevo auditorio Caló de s’Oli de alguna forma me ha hecho rememorar el nacimiento del Museo Guggenheim. Un impactante recinto cultural en una de las zona más deprimidas de la isla, donde solo se suele hablar de vertidos de aguas fecales, mamotretos a medio construir, saturación urbanística, infraestructuras avejentadas, etcétera. En Bilbao, decíamos, el Guggenheim atrajo el turismo. El auditorio de Cala de Bou, puesto que turismo ya hay, tal vez consiga justo el efecto contrario: crear atmósfera de barrio, dotarlo de auténtica vida cultural y atraer gente del resto de la isla a un entorno que precisamente se ha caracterizado hasta ahora por su arrinconamiento.

En Ibiza disfrutamos de pocas ocasiones para celebrar avances de peso porque los problemas y los conflictos, casi siempre, acaparan todo el protagonismo. La creación de este auditorio sin embargo, constituye una relevante excepción. Cabe felicitar, por tanto, al Ayuntamiento de Sant Josep que lo ha hecho posible y a Juan Antonio Ruiz Jiménez, el arquitecto que lo ha diseñado con una visión ambiciosa y transformadora. El nuevo auditorio, con una adecuada programación, está llamado a convertirse en el epicentro cultural de la mitad sur de la isla, ya que no hay otro recinto que pueda hacerle sombra. Se encuentra situado junto al mar y su arquitectura, con la piel cobriza que lo envuelve y su terraza elevada, a modo de cubierta de un gran barco, constituye un poderoso atractivo. El escenario de la plaza exterior, con la bahía como telón de fondo, tiene capacidad para 300 personas sentadas y otras muchas de pie y en el auditorio interior, dotado con todos los avances tecnológicos para celebrar cualquier espectáculo, caben otras 240. También dispone de una amplia sala de exposiciones, con paredes de cristal, que hasta el mes de enero exhibe la mejor muestra que podía concebirse para este estreno: una exhibición antológica del gran escultor Antonio Hormigo (1933-2019), que era vecino del barrio y solo puede calificarse como impresionante. Su dimensión como artista traspasa nuestras fronteras y echábamos en falta un reconocimiento como éste. Y en la extensa terraza elevada, magnífico mirador de la bahía, pueden celebrarse eventos de todo tipo.

La primera piedra de la transformación de Cala de Bou la han puesto algunos empresarios, que han apostado por este barrio renovando sus hoteles, restaurantes y otros negocios. Ahora llega el nuevo auditorio, que constituye un antes y un después para los vecinos del barrio, y existen otros proyectos con gran potencial. El más relevante es el paseo marítimo que unirá Port des Torrent con Cala Gracioneta, ya en el municipio de Sant Antoni, convirtiendo todo el perímetro de la bahía en un recorrido excelente para hacer deporte, ir en bicicleta y pasear, que sin duda atraerá a ibicencos de todos los municipios.

Está previsto que esta obra se haga de una forma sostenible, sin apenas impacto visual, y permitirá renovar la red de aguas sucias y las estaciones de bombeo que las conducen hasta la depuradora y que ahora se encuentran situadas en mitad de las playas de la bahía; un auténtico disparate. Se trata de uno de los mayores problemas que afronta el barrio, tanto por la mala imagen que se traslada a los turistas como por los daños ecológicos que producen estos vertidos y las molestias que generan a los vecinos.

Estamos, en definitiva, en lo que parece el comienzo de un cambio sustancial que, aunque requiera de tiempo, puede acabar convirtiendo Cala de Bou en uno de los mejores lugares para residir de la isla, cuando durante décadas ha tenido fama de lo opuesto. La apertura de este auditorio aporta un recinto fundamental para la cultura, pero también una inyección de orgullo para los vecinos del barrio. Hoy, tras la inauguración del pasado domingo, se celebra también un festival de blues y gastronomía, desde las 13 horas. El recinto por fin se ha hecho realidad, ahora que la música siga sonando.

@xescuprats

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