Diario de Ibiza

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Miguel Ángel González

desde la marina

Miguel Ángel González

Un primer paso en sa Penya

La rehabilitación que se ha hecho en sa Penya entre els carrers Alt y Retir, convirtiendo 44 infraviviendas en 12 nuevos apartamentos que serán ocupados por agentes del Cuerpo Nacional de Policía, tiene visos de jugada maestra. Si como nos dicen su alquiler será módico, dada la dificultad de encontrar habitación en la isla, la idea resulta beneficiosa para los agentes, puede ser un alivio para el buen vecindario que estaba hasta el moño de determinados comportamientos y, al mismo tiempo, una advertencia para quienes vienen creando serios problemas de convivencia. Es un primer paso. Y no menor. Pero no nos equivoquemos. A nadie se le escapa que la situación que se vive en sa Penya es compleja y no puede solucionarlo sólo la policía. Hay aspectos sociales que exigen otras medidas. Y en cualquier caso, para conseguir que sa Penya vuelva a ser un barrio más de la ciudad tendrán que pasar algunos años en el mejor de los casos y siempre que se repitan iniciativas imaginativas y decididas como la que ahora se hace.

Que los polis formen parte del vecindario en el epicentro de la marginalidad del barrio no deja de ser un insólito, atrevido y oportuno experimento. Nada que ver con las visitas esporádicas de vigilancia que los agentes hacían. Para los malos de la película aquellas incursiones eran un ‘si te he visto, no me acuerdo’. Tener a los agentes en la puerta de al lado como vecinos es otra cosa. O debería serlo. Aún así, la situación me recuerda una grabación que hace unos días me envió al móvil un amigo. Un gato trata de perseguir a un ratón que, sorprendentemente, se revuelve y acaba persiguiendo al gato con tanta furia que el morrongo sale a escape descolocado. Esperemos que nuestros voluntariosos policías, como los mininos, no tengan que recular, puedan cumplir su misión y consigan el efecto disuasorio que se busca y el respeto que cabe esperar de su presencia. Si funciona –y tendría que funcionar- habremos ganado terreno. Y una cierta esperanza.

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