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valentin villagrasa

desde la mola

Valentín Villagrasa

Políticamente incorrectos

No vamos a referenciar aquí cuitas políticas, ni en estas tierras, ni en el más allá de los Freus. No son momentos para hablar de detenciones, salarios mínimos o poderes judiciales que se eternizan en el coche oficial. Los hay con más conocimientos para hablar de ello. Aunque el titular parezca que la cabra tira al monte, no va por ahí lo que les quiero contar. Hace unas semanas, dos concretamente, dediqué una parte de esta crónica desde la Mola a esas molestas moscas que nos torturaron este verano del 21 y no estaba precisamente Jaime Camino para inmortalizarlas en una película de culto. Cuando nos creíamos libres de las incomodidades de estos insectos (concentrados en la Mola) aparecen unos nuevos invasores de la tranquilidad que merece un veraneo en nuestra isla. Se trata de una plaga de mosquitos agresivos que ha trasforman un ‘vamos a tomar algo’ en cualquier terraza en un festival de ‘rasca, rasca’ y no precisamente con premio final por cada acierto. Nos hemos acostumbrado, por mor del insecto en cuestión, a que con el servicio de la caña o el refresco de turno aparezca el botecito de repelente (aunque lo hayamos edulcorado con olores a flores del campo) para prevenir cualquier picadura.

Tanto es así que además de hablar del festival de jazz, de los conciertos en sa Senieta, en las plazas de nuestros centros urbanos que han demostrado la importante oferta cultural del verano de Formentera o de la música en directo de Sa Panxa, de los cinemas a la fresca y tantas otras posibilidades de divertirse en nuestra isla sin acudir al botellón o la fiesta furtiva en esta casa o la otra sin previo aviso. Resulta que ahora el tema de conversación, inclusive en esas muestras culturales, son los mosquitos que alteran la convivencia de los humanos. Incluso la otra tarde (la que vi llover) en el skate, donde los adolescentes y si me apuran los de P-4, P-5 y primaria demuestran las habilidades con sus utensilios a modo de aquellos locos con sus locos cacharros. Incluso allí había un festival de rasca, rasca desde las primeras horas de encendido de los focos. Pillé una conversación sobre el tema de unos padres resignados al Aután como elemento defensivo de las agresiones de estas ‘bestias’ invasoras. Desconozco si este año se han fumigado los focos de desarrollo de las larvas de mosquitos. En otros tiempos pretéritos se hacía. Lo cierto es que con fumigación o sin ella… el final del verano ha sido de ‘rasca, rasca’.

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