Una auxiliar de enfermería que trabaja en la unidad covid del Hospital Can Misses es, al mismo tiempo, promotora de fiestas ilegales en villas de Ibiza, que han sido y siguen siendo peligrosos focos de expansión del coronavirus. El plan piloto del Consell Insular para detectar e impedir estas fiestas se ha saldado con la denuncia a 29 personas implicadas en la organización o promoción de estos eventos, que incluyen actuaciones de disc jockeys y venta de entradas, en viviendas en el campo de la isla. Una de las denunciadas se hace llamar ‘Anita Dinamita’, hace años que promueve fiestas en villas y admite abiertamente que es «consciente de que son ilegales». La investigación que ha desarrollado el Consell revela que esta persona ha recibido el pago de entradas para acudir a estas fiestas. Se trata de un hecho muy grave porque la protagonista es una sanitaria que, a la vez que cuida a los pacientes que han contraído el covid, promueve fiestas al margen de la ley en las que no se respetan las normativas para evitar los contagios y suponen un grave riesgo para la salud pública, por el incremento exponencial de las infecciones que pueden suponer y por la imposibilidad de hacer el rastreo de los casos y vigilar las cuarentenas de los contactos estrechos de los positivos.

El Área de Salud de Ibiza y Formentera deberá decidir ahora qué medidas disciplinarias toma contra esta auxiliar de enfermería por su comportamiento tan irresponsable durante una pandemia que se ha llevado por delante la salud y la vida de numerosas personas, y que ha puesto al límite al sistema sanitario. Resulta muy chocante que alguien que es testigo en primera línea del sufrimiento que provoca el coronavirus, tanto en los pacientes como en los profesionales que los han tenido que atender en condiciones de estrés, miedo y angustia muy extremas, sea capaz de mantener una actividad que no sólo está impidiendo el control de la pandemia, sino que provoca una escalada de los casos y atenta directamente contra la salud pública. Es de suponer que esta noticia habrá causado lógica indignación entre los demás sanitarios del hospital, muchos de los cuales llevan más de año y medio pidiendo responsabilidad a los ciudadanos para evitar situaciones de riesgo, y frenar así el embate del virus.

«El Área de Salud de Ibiza y Formentera deberá decidir ahora qué medidas disciplinarias toma contra esta auxiliar de enfermería»

Es sorprendente la desfachatez que demuestra esta persona en sus declaraciones a este diario, pues reconoce que hace «de intermediaria» para anunciar las fiestas. Fiestas que movilizan a una legión de personas y empresas sin escrúpulos que sólo tienen como objetivo lucrarse con ellas, sin importarles en absoluto las fatales consecuencias de sus actos para la salud de muchas personas . Porque estas fiestas tienen toda una compleja infraestructura detrás y son un negocio muy bien organizado que consigue un éxito sin precedentes gracias al cierre de los establecimientos de ocio nocturno.

El plan piloto contra las fiestas ilegales ha concluido con tan sólo siete eventos denunciados en todo el mes de agosto, un número muy bajo si se tiene en cuenta que cada día se celebran fiestas ilegales en distintas villas de la isla. Sin embargo, es un buen comienzo para luchar contra el intrusismo, y la idea de infiltrar a investigadores en estos actos es una forma acertada y útil de poder demostrar las ilegalidades y atribuir responsabilidades. Porque es urgente acabar con la impunidad que envalentona a los promotores de estas fiestas y defrauda a quienes cumplen las normas y sufren por ello las consecuencias y los inevitables perjuicios.

DIARIO DE IBIZA