Diario de Ibiza

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Carmen Pi

El salto de trona

Tenía menos de dos años y acababa de merendar. Instalada a un metro y pico del suelo, analizaba desde la trona la mejor vía de escape. Miré a mi alrededor varías veces, impaciente. Derecha, izquierda…nada. Mi madre, a escasos metros, observaba la escena. Justo cuando parecía que iba a rendirme, ¡pum!, cerré los ojos y salté al vacío. Mi progenitora, atenta, me agarró del brazo instantes antes del brutal tortazo. No paraba de reírse. «¡Coño con la niña!», me dice siempre que pensó. Hoy, algo más talludita, vuelvo al borde del abismo. Serena, repleta de ganas y un poco menos kamikaze dejo atrás un lugar en el que he aprendido mucho, sobre el periodismo y sobre mí. Un sitio en el que entre letras y maquetas he descubierto quién soy. Tortugas, estafas, albergues, activistas, adicciones, mafias, inmigración ilegal, protestas, denuncias...historias que a golpe de tecla encierran la vida de cientos de personas y que a mí, después de más de tres años, me han ayudado a encontrar mi rumbo. Me voy con la maleta llena y con la nostalgia de saber que cierro una etapa importante que me ha ayudado a crecer. Y es precisamente por eso por lo que no me da miedo el salto. Gracias a vosotros, compañeros, y a Diario de Ibiza, ahora sé que tengo alas.

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