Hoy voy a poner el foco en una cuestión que, a pesar de las graves consecuencias que implica, está pasando inadvertida, casi de puntillas y en silencio, sin que nadie, absolutamente nadie, diga nada al respecto.  Y es que, la introducción de un nuevo valor de referencia de catastro como base imponible del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITPAJD), y del de Sucesiones y Donaciones (ISyD) a través de la Ley 11/2021, de lucha contra el fraude fiscal, va a ser una cuestión polémica y peliaguda que, a todos los ciudadanos de Baleares nos va a afectar de lleno, de forma que no levantaremos cabeza nunca más.  

Voy a intentar explicarme con mayor claridad, para que todo aquel que aún no se haya percatado de las repercusiones de esta medida, pueda entenderlo sin que quepa duda alguna. Pues bien, nos vamos a encontrar con el siguiente problema, los ciudadanos de Baleares cuando queramos vender, o heredar o donar, tendremos que aplicar como base de cálculo de nuestros impuestos (a partir de la entrada en vigor dicha normativa prevista para el año 2022) el valor de mercado de los bienes o derechos que se transmitan. Es decir, la base imponible sobre la que se calcularán dichos impuestos (ITPAJD y ISyD) será el precio más probable por el cual podría venderse el bien o derecho. En el caso de los inmuebles, la Ley prevé que el valor de referencia lo fijará, discrecionalmente, el Catastro, a partir del análisis de precios de las ventas que se hayan realizado ante notario. Y para quien no esté de acuerdo con este valor de referencia, que vaya preparándose, porque la carga de la prueba recaerá en el contribuyente quien tendrá que demostrar que el valor de referencia de Catastro, respecto a su inmueble, no corresponde con el valor de mercado. 

Los ciudadanos de Baleares cuando queramos vender, o heredar o donar, tendremos que aplicar como base de cálculo de nuestros impuestos el valor de mercado de los bienes o derechos que se transmitan

Pues bien, todo un auténtico disparate que resumidamente lo que viene a suponer es un incremento exponencial de impuestos, más en concreto, los de transmisiones patrimoniales, sucesiones y donaciones. Y por si nadie se ha percatado de ello, el sector hotelero se va a ver especialmente perjudicado, ya que con la entrada y proliferación de fondos de inversión en Baleares (fenómeno que favorece la inflación de los precios de dichos bienes) va a perjudicarse a las pequeñas y medianas empresas hoteleras familiares de las islas, para cuyos descendientes va a ser complicado, por no decir, imposible, poder seguir manteniendo ese patrimonio familiar en manos de ibicencos, mallorquines, formenterenses y menorquines. Finalmente, todo quedará en manos de fondos de inversión “forasters” y luego vendrán los lloros y lamentos, justo cuando ya no haya remedio. Porque cuando se aplican medidas de este calado, los que las pensaron, los que las parieron, no vieron más allá de sus narices, no se imaginaron las repercusiones, a medio y largo plazo, en el tejido social y económico de nuestra población balear. Así que, esto es, a grandes rasgos, lo que nos espera a todos los ciudadanos de Baleares. Porque…claro está, hay que seguir pagando religiosamente todo el macro aparato administrativo Balear que tan bien gestionado está, y toda este enjambre de políticos y asesores que tan maravillosamente están dirigiendo el destino de nuestras queridas Islas Baleares. 

Preparemos nuestros bolsillos, porque la situación va a ser traumática. De forma que, en el caso de sucesiones, para transmitir a nuestros descendientes, el patrimonio familiar que tanto ha costado ganar y tantos sacrificios y privaciones ha supuesto, tendremos que pagar una fortuna (que algunos difícilmente tengan) como si los bienes se adquirieran de nuevo. Lo más interesante de esta cuestión es que, mientras los ciudadanos de Baleares, sufrimos en nuestras propias carnes, este expolio mayúsculo por parte de la administración y del gobierno Balear, hay otras Comunidades Autónomas Españolas, como Madrid, que han eliminado, de facto, impuestos como el de sucesiones. De forma que los principios de igualdad entre los ciudadanos españoles, seguridad jurídica, justicia y equidad social y económica se acabarán diluyendo hasta quedar totalmente borrados de la faz de la tierra. Estamos en un país donde se fomenta la desigualdad entre ciudadanos iguales y libres, donde se protege a okupas, se deja sin amparo a la propiedad privada y se penaliza el emprendimiento, el esfuerzo y la voluntad de prosperar. ¿Seguiremos pues, los ciudadanos de Baleares, impasibles y resignados, casi sin sangre en las venas, permitiendo que nos arrebaten todo por lo que nuestras familias han luchado toda la vida?

“Pocas cosas desmoralizan más que la injusticia hecha en nombre de la autoridad y de la ley” (Concepción Arenal)