Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pilar Galán

Tribuna

Pilar Galán

Fascículos de septiembre

Te veo muy en forma, me miente descaradamente el dueño del gimnasio que he ido a conocer esta semana. Y como a mí no hay cosa que me guste más que una buena mentira mal contada, sigo a este hombre por las instalaciones que me enseña mientras me da la razón en todo. Me fascinan los malos mentirosos porque entre tanto embuste, siempre se les escapa la verdad, igual que muchos políticos, a los que solo hay que dejarles hablar para que ellos solos descubran su condición miserable o sus mucho más miserables ambiciones. Pero hoy no hablamos de esas miserias, sino de esta puesta a punto de septiembre que tiene mucho de esperanza, poco de realidad y dosis elevadas de optimismo. Si por mí fuera, acudiría a este gimnasio donde el dueño piensa que no me miro al espejo, para preguntarle meses después, tras arduas sesiones de pesas, si por fin la mentira ha alcanzado la categoría de verdad, pero no voy a hacerlo. Tampoco me compraré la promesa satinada de toda la producción de Planeta Agostini, ni ampliaré el curso de italiano que no escuché nunca ni escucharé ahora, en esas cintas de casete que ya no encuentran un lugar donde reproducirse. Me gustaría, eso sí, dedicar el otoño a aprender punto, portugués, macramé, cocina, construcción de barcos, o diseño de miniaturas de camiones americanos. Que existan todas esas posibilidades es un aliciente.

Ya apenas quedan quioscos donde descansar los ojos en la oferta generosa del aprendizaje por fascículos. Me encantaba asomarme a su universo como quien se deja sorprender por el multicolor escaparate de una frutería. Si tuviera tiempo, iría al gimnasio con mi walkman antediluviano y mis cintas, y leería cómo pegar las partes del Coliseo de papel llegado esta semana. Pero corren tiempos difíciles para esos lujos. Cierran los quioscos, el papel satinado de los fascículos pierde brillo y pienso que para qué me voy a poner en forma si a los ojos del dueño del gimnasio ya lo estoy. Una mentira se tapa con otra. Empieza septiembre, encojo barriga, saco pecho, y volveré a perder el tiempo con lo prescindible, mientras lo imprescindible aguarda en la promesa infinita de tanto fascículo olvidado.

Compartir el artículo

stats