«No tengo tiempo». «Estoy ocupada». «Hoy, imposible». Trabajo, casa, perra, pareja, familia, amigos, ejercicio, clases particulares...aunque no por ese orden. Hace un par de días encontré una charla de una mujer que se dedicaba al manejo del tiempo. ‘Time management’, lo llama. Un par de años atrás escribió un libro sobre el día a día de más de 40 mujeres con grandes carreras profesionales, hijos y tiempo para ir a la montaña, a yoga o a tocar la bandurria. Increíble, pensé. La clave, explicaba la experta, es priorizar. Un día, una de estas mujeres sufrió una inundación en el garaje y tuvo que mover los muebles, limpiar en profundidad, llamar al fontanero... Total: tres horas. Si alguien le hubiera preguntado a principios de semana si tenía tres horas para ir a la playa, al cine, al teatro o al taller de alfarería, hubiera dicho que no. Sin embargo, la piscina de su sótano era prioritario, así que se tomó su tiempo y paró. «Trata tus principales metas, hobbies o planes que de verdad te importen como si tuvieras una inundación en el garaje», concluía la charla. Y ayer, sentada en la silla del hospital durante más de 180 minutos pensando en las 3.500 quinientas cosas que tenía por hacer, lo entendí. Nada grave, por cierto.
