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Tribuna

La carta de una madre desesperada que pide justicia

Se cumplen dos años del peor día de mi vida, el día 5 de agosto del 2019 recibí una llamada comunicándome que mi hija Sofia G. Adamo Alonso, que acababa de cumplir 30 años, había tenido un accidente de tráfico junto a su amigo Mathieu en la isla de Formentera, España.

Salía de trabajar en el Hotel Riu de la Mola, cuando en el kilómetro 10 de la carretera principal de la isla, la PM-820, ambos fueron arrollados por Silverio, un camarero alcoholizado que durante su jornada laboral bebió varias copas y luego, en vez de volver a su casa, la cual se encontraba a 500 metros del bar donde trabajaba, decidió tomar la carretera a un exceso de velocidad desmesurado embistiendo la moto donde iban Sofi y Mathieu, arrastrándolos y terminando así la vida de los dos sin siquiera dejar una marca de frenada en el asfalto, hasta que su carro finalmente se detuvo con un arbusto.

Este acto extremadamente violento concluyó la vida de mi hija en el acto, y la de su compañero varios minutos más tarde. Cuando te informan una tragedia así comienzas a vivir en un infierno, no podés creer no poder volver a ver a tu hija, no escuchar su voz y sus sonrisas, no pensar en su futuro y en sus sueños, así como se derrumbó su vida, también se derrumbó la mía, estás bajo los escombros de un gran terremoto, igual que toda la familia.

«Todo eso se truncó, se aniquiló por un hombre que salió a la ruta alcoholizado, eso es comparable con salir con un arma cargada»

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Es imposible imaginarse una vida sin Sofi, quien tenía muchas ilusiones por vivir y desarrollar su carrera de arquitectura, su alma era noble, ella pensaba siempre en los que menos tenían, participaba en grupos de ayuda solidaria, además amaba el arte, bailaba maravillosamente, cantaba, tocaba la guitarra, pintaba cuadros, también esquiaba y hacía yoga. Tenía mucho porvenir para ser feliz en este mundo junto a su familia y sus amigos. Todo eso se truncó, se aniquiló por un hombre que salió a la ruta alcoholizado, eso es comparable con salir con un arma cargada, este hombre sigue en libertad.

Exigimos justicia, que el culpable esté preso, que la carretera esté iluminada y que haya más controles de alcoholemia por parte del Ayuntamiento, para que esta tragedia no le vuelva a pasar a otras personas. Necesitamos una respuesta aunque sabemos que ante la muerte de un hijo no hay compensación ni consuelo posible.

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