Diario de Ibiza

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Marta Torres

Para empezar

Marta Torres Molina

Cargo: Redactora

La de Carmen no era sólo una peluquería

@Martatorresmol

La peluquería de Carmen no era sólo una peluquería. Y Carmen no era sólo una peluquera. El pisito de la calle de la Creu, desde el que casi se puede tocar la fachada de Sant Elm, era un paraíso de libertad para todas las mujeres que subían los empinados escalones hasta la puerta, siempre abierta, por la que se colaban las risas, los chistes, las confidencias... Llegaban antes de la hora, no les importaba esperar y, ya peinadas como reinas, se demoraban en el umbral en despedidas eternas. Salir de la peluquería de Carmen era abandonar, hasta el próximo corte, el próximo cardado, la próxima permanente, aquel patio de juegos. Allí, aquellas mujeres de la Ibiza pretérita, encorsetadas, unas, por un luto que no se atrevían a quitarse; constreñidas, otras, por unos maridos que no les permitían ir solas más allá del mercado; con ganas, todas, de divertirse y encontrarse con amigas, conocidas y desconocidas con las que pasar un buen rato (además de salir monísimas). Allí eran felices. Se sentían libres. Y podían ser ellas. Contaban chistes. Explicaban sus penas. Compartían sus secretos y sus pensamientos más profundos. Explotaban en carcajadas. Allí podían ser pícaras, irónicas, traviesas, malhabladas. La peluquería de Carmen no era sólo una peluquería. Y Carmen no era sólo una peluquera.

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