Que a estas alturas, tras más de medio siglo viviendo de la industria del turismo, la Asociación Española de Directores de Hotel advierta de que las Pitiusas tienen «un serio problema de falta de formación» de los profesionales de la hostelería. «No encontramos personal para cocina, sala y mantenimiento. Cada vez necesitamos perfiles con más calidades técnicas. Los clientes son cada vez más exigentes y los empleados deben tener un alto nivel», explica la presidenta de este colectivo, Alicia Reina. Es una advertencia impropia para un destino con tantos años de historia como el pitiuso. Pero es la cruda realidad.
Que Ibiza y Formentera, año y medio después del inicio de la pandemia y jugándose una segunda temporada turística clave, hayan superado los mil casos de covid. Casi el 98% son leves o asintomáticos, y es cierto que la vacunación avanza, aunque sea a un ritmo desesperante, pero resulta frustrante que las cifras sean tan elevadas, sobre todo por su repercusión en los mercados emisores de turistas.
