Diario de Ibiza

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Miguel Ángel González

desde la marina

Miguel Ángel González

Acceso con prepago al parque natural

Si tuviéramos que enumerar los espacios naturales protegidos de nuestro país a los que sólo se accede pasando por ‘caja’, pequeña tasa de 5 o 10 euros que luego se dedica a su mantenimiento, tendríamos una relación que aquí no cabe. Así es, sin ir más lejos, en los arenales del Delta del Ebro, en el Cap de Creus, en la Vall Ferrera y en las cabeceras del Ter y del Freser. Con aparcamientos que en ningún caso superan las 150 plazas. En nuestras islas, contrariamente, nos conformamos con medidas de escaparate y nos excusamos pasándonos la pelota entre administraciones, Consell, Govern y consistorios. Lo paradójico de la situación, cosa que nuestros políticos deberían tener en cuenta, es que las encuestas que se han hecho nos dicen que quienes hoy pagan para acceder a un Parque Natural están mayoritariamente orgullosos de hacerlo, conscientes de que con ello contribuyen a proteger espacios frágiles y privilegiados. Cabría recordar, por otra parte, una verdad de Perogrullo, que se valora poco lo que se obtiene gratis.

Y no se trata sólo de los accesos. Ahí están los enormes chiringuitos y restaurantes ubicados sobre los cordones dunares que protegen las playas de ses Salines y es Cavallet. Situaciones cronificadas por una mala gestión, no puede extrañarnos que tales negocios defiendan ahora su situación, casi, como un derecho adquirido. Y a nadie se le escapa que el consistorio de turno está encantado de sacar tajada de sus concesiones. Por no hablar de los negocios, a menor escala, de las hamacas y sombrillas. Nos cuesta entender qué significa espacio natural protegido. Nuestro Parque, de ‘natural’ tiene poco. Y de ‘protegido’ tiene menos. Lo asaltamos en avalancha desde todos los modos posibles. Incluso el Centro de Interpretación tiene problemas para mantener sus puertas abiertas. Y no queda aquí la cosa. Porque también los Freos, asimismo Parque Natural, están excesivamente castigados por un tráfico estival excesivo con barcos más y más grandes que ya suponen un riesgo en el pequeño puerto de la Savina. Todo ello acaba siendo un despropósito tras otro. Sucede que nuestros políticos no quieren quemarse con medidas incómodas e impopulares. És molt millor anar fent. En nuestras islas, como en pocos sitios, funciona de maravilla aquello de que qui dies passa, anys empeny.

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