Diario de Ibiza

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Miguel Ángel González

Desde la marina

Miguel Ángel González

Mar de fondo

Después de los temporales, suele quedar una mar tendida, un engañoso mar de fondo que propaga el oleaje lejos de la zona donde se ha generado. Es una mar que parece encalmada, pero que sigue removida. Es una imagen que describe bien la situación que tenemos en estos momentos con la pandemia, que siguiendo con la terminología marinera, parece vencida cuando subyace y ya nos anuncia una quinta ola. El macro-concierto mallorquín, que hace sólo unos días provocó en un tris-tras más de 500 infectados y 2.500 confinados, son un primer aviso. Y un segundo aviso lo hemos tenido en Menorca. Todo ello, cuando reducimos el uso de la mascarilla; cuando nos llega en tropel el turismo inglés que tiene la tasa más alta en Europa de la variante Delta; cuando los jóvenes que ahora son los más afectados siguen sin vacunar; y cuando países que se las prometían felices, caso de Israel, recuperan medidas restrictivas.

Todos nos alegramos de que el turismo se recupere. ¡Lo necesitamos! Pero no nos conviene olvidar que seguimos con una amenaza latente y, por más que lo disimulemos, en zona de riesgo. Es una situación preocupante y no extremar las precauciones puede jugarnos una mala pasada.

Querer no siempre es poder. Conseguir el control del personal y extremar la prudencia en un hotel puede ser relativamente sencillo, pero puede ser imposible en aglomeraciones en las que el personal va cargado de copas, situación que en la isla parece inevitable y conocemos bien. No es ser ave de mal agüero pedir prudencia, exigir prudencia, cuando en sólo unos días la situación puede dar un vuelco. Vale más prevenir que curar. Esperemos que lo de ‘volver a empezar’ sólo sea lo que ha sido hasta ahora, el título de una estupenda película de Garci.

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