Diario de Ibiza

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Miguel Ángel González

Desde la marina

Miguel Ángel González

Ya están aquí

Por favor, levantad la cabeza, mirad hacia arriba. Las golondrinas ya están aquí. De un día para otro, han llenado el cielo con sus gritos y bailan como locas sobre los tejados. Bajan incluso a las calles y pasan por delante de nuestros balcones donde están sus nidos. Los hicieron hace dos o tres años. Estos primeros días los dedican a reparar los destrozos que ha causado el invierno. Pelotitas de barro, gravilla, brizas de paja y herbajes secos dejan la casa como nueva. Y las crías, todo a su tiempo, no tardarán en llegar. Más que los anuncios del tiempo en las televisiones, las golondrinas nos avisan a gritos: ¡Tenéis el verano en puertas!

¡Qué suerte tienen las golondrinas! No saben de pandemias ni confinamientos y van de aquí para allá con su feliz anuncio de bonanza. Son los únicos pájaros que viven del aire y en el aire. Las vemos en los aleros, en los canalones de lluvia y enfiladas en los cables del teléfono y la luz, nunca en el suelo como los gorriones. Si por algún error se vienen abajo, no son ya capaces de volver a volar. Sus alas son tan largas y sus patitas tan cortas, que al moverlas golpean la tierra y no tienen el aire que necesitan para remontar. Si una golondrina cae al suelo y no la ayudamos, el pájaro muere. Necesita descolgarse desde un lugar alto y eso sí, una vez en el aire, vuela horas y horas. Vuela incluso días. Las que ahora tenemos sobre la Marina pueden venir desde el sur de Túnez o desde Marruecos. O de más lejos todavía. Sorprende su querencia urbana y su fidelidad a determinado lugar. Las golondrinas que vemos son ibicencas, son las golondrinas de todos los años. Y serán ibicencas las que nazcan aquí. 

Las golondrinas buscan paisajes de azoteas y tejados, porque los cielos urbanos tienen miles de insectos que no vemos. Estarán aquí mientras dure el verano, hasta que un día, en octubre o noviembre, desaparecerán, se irán por donde han venido. Y así será, un año tras otro. Y es que las golondrinas son estacionales y buscan el buen tiempo como los turistas. Su ventaja es que siempre, allá donde van, es siempre verano.

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