Por favor, levantad la cabeza, mirad hacia arriba. Las golondrinas ya están aquí. De un día para otro, han llenado el cielo con sus gritos y bailan como locas sobre los tejados. Bajan incluso a las calles y pasan por delante de nuestros balcones donde están sus nidos. Los hicieron hace dos o tres años. Estos primeros días los dedican a reparar los destrozos que ha causado el invierno. Pelotitas de barro, gravilla, brizas de paja y herbajes secos dejan la casa como nueva. Y las crías, todo a su tiempo, no tardarán en llegar. Más que los anuncios del tiempo en las televisiones, las golondrinas nos avisan a gritos: ¡Tenéis el verano en puertas!
¡Qué suerte tienen las golondrinas! No saben de pandemias ni confinamientos y van de aquí para allá con su feliz anuncio de bonanza. Son los únicos pájaros que viven del aire y en el aire. Las vemos en los aleros, en los canalones de lluvia y enfiladas en los cables del teléfono y la luz, nunca en el suelo como los gorriones. Si por algún error se vienen abajo, no son ya capaces de volver a volar. Sus alas son tan largas y sus patitas tan cortas, que al moverlas golpean la tierra y no tienen el aire que necesitan para remontar. Si una golondrina cae al suelo y no la ayudamos, el pájaro muere. Necesita descolgarse desde un lugar alto y eso sí, una vez en el aire, vuela horas y horas. Vuela incluso días. Las que ahora tenemos sobre la Marina pueden venir desde el sur de Túnez o desde Marruecos. O de más lejos todavía. Sorprende su querencia urbana y su fidelidad a determinado lugar. Las golondrinas que vemos son ibicencas, son las golondrinas de todos los años. Y serán ibicencas las que nazcan aquí.
Las golondrinas buscan paisajes de azoteas y tejados, porque los cielos urbanos tienen miles de insectos que no vemos. Estarán aquí mientras dure el verano, hasta que un día, en octubre o noviembre, desaparecerán, se irán por donde han venido. Y así será, un año tras otro. Y es que las golondrinas son estacionales y buscan el buen tiempo como los turistas. Su ventaja es que siempre, allá donde van, es siempre verano.