El Ayuntamiento de Sant Joan ha decidido blindar urbanísticamente el municipio para impedir la instalación de discotecas y beach clubs, debido al impacto que estos establecimientos tienen sobre el territorio y sobre el propio modelo turístico que le caracteriza, tranquilo y familiar. La Comisión Insular de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Patrimonio Histórico Artístico (Ciothupa) del Consell ha aprobado ya de forma definitiva la modificación puntual de las Normas Subsidiarias de Sant Joan, promovida por el Consistorio, que implanta la prohibición de la actividad musical en establecimientos de ocio.

No es la primera vez que un ayuntamieno ibicenco pone barreras a la instalación de discotecas en su término municipal, ya lo hizo Santa Eulària en los años ochenta del siglo pasado. Pero aun así la decisión de Sant Joan es de enorme trascendencia para la isla, porque excluye también los establecimientos de playa que basan una gran parte de su negocio en una invasiva ambientación musical y en el uso exclusivo del dominio publico. De este modo, Sant Joan preserva una parte importante de su territorio y su modelo turístico. En este sentido, su decisión es ejemplar porque ha actuado a tiempo y con previsión para evitar problemas posteriores, protegiendo los intereses generales de los ciudadanos frente a iniciativas de particulares basadas en la explotación especulativa de playas y parajes naturales. En la isla, los ciudadanos hemos pagado a menudo la falta de planificación y la desidia de los ayuntamientos, que en demasiadas ocasiones han visto las consecuencias de su inacción cuando ya era demasiado tarde. El problema es que los efectos de la imprevisión o la tolerancia irresponsable afectan al interés colectivo y acabamos pagándolos todos.

El Ayuntamiento de Sant Joan ha optado por garantizar un modelo turístico que es el que considera mejor para el presente y el futuro del municipio, y evita así que prolifere otro tipo de oferta que está extendida por el resto de Ibiza, la del ocio asociado a la música, que provocaría problemas de movilidad y de seguridad en muchos puntos de su litoral. Sant Joan argumenta además que no podría controlar la actividad de estos establecimientos, ni los problemas de tráfico que podrían provocar, al ser un ayuntamiento pequeño y de pocos recursos.

La oferta de discotecas y beach clubs es un reclamo turístico de primer orden y un importante activo de la isla, pero precisamente debido a ese enorme éxito se corre el riesgo de que proliferen sin control y sustituyan a otro tipo de establecimientos, desplazando a un turismo que quiere tranquilidad, naturaleza y playas en las que sólo se escuche el rumor del mar. Así, la decisión de Sant Joan beneficia a toda la isla, porque permite garantizar la supervivencia de esa oferta destinada a un público que busca paisajes y entornos no masificados ni urbanizados, una oferta que es tan propia del espíritu y la esencia de Ibiza como la cultura de club. Ambas deben convivir en equilibrio, y hay que evitar que una fagocite a la otra. El encanto de la isla es precisamente la variedad de ofertas que coexisten en un territorio tan pequeño, y que atraen a visitantes de intereses e inquietudes muy diversos.

Hay que aplaudir la valentía del alcalde de Sant Joan, Antoni Marí, Carraca, y su equipo de gobierno, que en vista de cómo evolucionaba y cambiaba la oferta turística en el resto de la isla han decidido anticiparse a un más que posible desembarco de discotecas y beach clubs en el municipio, y evitar los problemas que podrían crear, así como el riesgo de que esa oferta cambie el tipo de turismo que recibe.

El Ayuntamiento, con el respaldo del Consell, ejerce así de manera responsable su potestad de establecer unas reglas del juego fundamentales para que los intereses de la iniciativa privada no impongan un modelo turístico ajeno a la realidad del municipio y la forma de vida de sus habitantes, un modelo que podría romper el frágil equilibrio que existe ahora entre turismo, paisaje, naturaleza y tranquilidad, que es la seña de identidad de Sant Joan y su principal atractivo.

DIARIO DE IBIZA