Diario de Ibiza

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Miguel Ángel Riera

Por todos, para todos

Alo largo de la historia uno de los temas que más ha preocupado a la humanidad es el tema de la salud. Ahora más que nunca. Parece ser que las medicinas son una pieza clave para conseguir la salud deseada. Hay medicinas más naturales, otras fruto del desarrollo clínico, otras que siguen investigándose, otras que han aparecido rápidamente. Una realidad compleja que nos tiene a todos un poco desorientados. Es bien cierto que no todas las medicinas curan todas las enfermedades ni que las mismas medicinas siempre tengan sobre el enfermo el mismo efecto.

Lo que sí es cierto es que desde que se están administrando las vacunas las muertes van disminuyendo y de manera especial entre los más mayores. Todo un logro de la ciencia y del buen hacer de los investigadores. Nos debemos vacunar por todos y tiene que haber vacunas para todos. La pandemia no ha hecho ningún tipo de distinción a la hora de afectar a todos por igual, fuera de la condición que fuera. Pero la distribución de las vacunas no está siendo así. Mientras hay países que llevan un buen ritmo de vacunación, otros aún no tienen ninguna fecha prevista para recibir las vacunas.

Las vacunas están generando una nueva desigualdad entre los países ricos que han podido invertir dinero en investigación y disponen de ellas, y las naciones pobres que no pueden hacerlo. Es una realidad que Caritas Internationalis ha denunciado. El acceso a las vacunas en todo el mundo no está siendo equitativo y manifiesta la tristeza que supone ver, una vez más, que no todas las naciones, ni los que más necesitan la vacuna pueden obtenerla por cuestiones de suministro. La pandemia ha vuelto a poner en evidencia que los pobres, las minorías étnicas, los refugiados y los marginados son los más expuestos a todo tipo de enfermedades y carencias. Seguimos viviendo una realidad absurda en la que unos teniendo vacunas no quieren ser vacunados y otros sin tener acceso a ellas las necesitan para poder sobrevivir. Unos tiramos comida y otros siguen muriendo de hambre. Unos no tienen lo básico para vivir y los otros básicamente no han encontrado el motivo por el que siguen viviendo por que su indiviadulismo les impide descubrir que solo compartiendo se es más feliz.

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