La propagación de las serpientes por Ibiza y algunos de sus islotes es un desastre anunciado. Sabíamos, desde que se encontró el primer ofidio en la isla en 2003, que si no se evitaba su introducción en nuestro frágil territorio, provocaría una catástrofe medioambiental que tendría como víctima principal a la lagartija endémica de las Pitiusas, la Podarcis Pityusensis, con 22 subespecies catalogadas únicas en el mundo. Desde entonces, han pasado partidos de todos los colores por el Govern balear, al que se ha alertado reiteradamente desde Ibiza de la necesidad imperiosa de tomar medidas drásticas. La fundamental, controlar e impedir la llegada de olivos desde fuera de la isla, porque es en el interior de sus troncos donde llegan ocultas las serpientes. Pero en todos estos años la principal Administración competente (la conselleria balear de Medio Ambiente) no ha hecho nada, salvo repartir trampas por la isla a partir de 2014, algo que se ha revelado del todo insuficiente y tardío.

El control en los puertos corresponde al Gobierno central, que tampoco ha actuado para establecer protocolos para la importación de olivos que garanticen que no albergan serpientes.

La pasividad y la negligencia institucional ha tenido unas consecuencias fatales: la lagartija ya ha desaparecido de la mitad de la isla de Ibiza y se extinguirá en 2030, según advierte un estudio científico publicado recientemente, debido a la colonización de las serpientes, sobre todo la de herradura. De hecho, ya ha desaparecido una de las 22 subespecies de sargantanes, la de s’Illa de s’Ora, y la de s’Illa Grossa de Santa Eulària está a punto de la extinción, pues las culebras llegan nadando hasta los islotes y causan estragos. La autora del estudio, la ambientóloga Elba Montes, considera urgente crear colonias de lagartijas en cautividad antes de que se extingan definitivamente.

«La conselleria debe explicar cuanto antes qué planes de emergencia tiene para frenar y reducir la colonización de los ofidios»

La expansión de las serpientes por Ibiza ha sido rapidísima, tal y como llevan años denunciando los ecologistas y los científicos, especialmente desde 2010. La pérdida de una joya emblemática de la biodiversidad pitiusa pone de manifiesto una vez más que la inacción de los responsables políticos y de algunos técnicos responsables de la Administración se traduce en un daño irreparable para el medio ambiente. Todos conocíamos el problema, sabíamos cómo ponerle remedio, también las consecuencias que tendría la invasión de serpientes, pero a lo largo de 18 años los diversos responsables de Medio Ambiente no han sido capaces de actuar para impedir este desastre.

Controlar la entrada de olivos a la isla es una medida imprescindible que se debería haber tomado hace años: se debe impedir en los meses de invierno, pues es cuando las culebras hibernan en los troncos, y en verano, porque pueden llegar con huevos de puestas. Sin embargo, el Govern no tiene previsto hacer nada al respecto, en la misma línea que ha seguido hasta el momento de ignorar el problema, contribuyendo así a agravarlo hasta que el daño causado sea ya irreversible.

La conselleria debe explicar cuanto antes qué planes de emergencia tiene para frenar y reducir la colonización de los ofidios (pues erradicarlos ya es imposible, según los expertos) y proteger de forma eficaz, no sobre el papel, a la lagartija autóctona. Si no tiene ningún plan al respecto, entonces la pregunta es si los responsables actuales son conscientes de la gravedad de la situación y, por tanto, si están capacitados para mantenerse en sus puestos. La situación es tan extrema que no se puede esperar un minuto más para actuar.

DIARIO DE IBIZA