El edificio de los juzgados de Ibiza es nuevo, comenzó a funcionar en diciembre de 2019, sin embargo no tiene una sala acondicionada para los menores víctimas de algún delito, sexual o de violencia. Este lunes, representantes de la Fundación Conciencia y de la asociación Corazones Inocentes (de madres de niños que han sufrido abusos) se reunieron con el juez decano, Juan Carlos Torres, para pedirle que se dé prioridad a los casos en los que las víctimas son menores y se mejore la atención en el proceso judicial, que a veces es tan cruel y duro para los críos que algunos familiares se arrepienten de haber denunciado: se les cuestiona, se les obliga a repetir (y a revivir) los tormentos sufridos, se les somete a un maltrato institucional que deberíamos evitar a toda costa. Lo más sorprendente de esa reunión fue que el decano anunciara que se van a habilitar unos despachos para los menores, para suavizar en lo posible el impacto de su visita a los juzgados. Es decir, que aún no existe una sala «amable» para ellos, como hay en otros sitios, para protegerles del trauma judicial. Lamentable, igual que el retraso que arrastran sus casos, y que agrava aún más su dolor.
