Sr. Aragonès: En su discurso de investidura, usted ha citado a figuras que gozan de un gran reconocimiento público. Refiriendose a Salvador Seguí, usted manda un mensaje de cercanía a los que se sienten herederos de la tradición republicana obrera. Recordando a Paco Candel se dirige a los votantes con lazos familiares en el resto de España y haciendo suyas las teorías de Mariana Mazzucato se presenta como alguien modernamente ‘business-friendly’.
Sin duda han sido tres guiños hábiles hacia los seguidores de los Comuns, del PSC y del ala centrista de Junts. Sin embargo, es discutible la apropiación dialéctica de figuras tan notables.
A los miembros de ERC les gusta reiterar que Salvador Seguí dijo que «nosotros, los trabajadores, no perderíamos nada con una Catalunya independiente sino todo lo contrario, ganaríamos mucho”. Con ello intentan demostrar que el obrerismo republicano era ‘indepe’. Sin embargo, ocurre que, como ha explicado Xavier Domènech, esa es una versión ‘fake’ de un discurso de Seguí y la versión verdadera es muy dura contra el catalanismo.
ERC ganó la alcadía de Sant Vicenç dels Horts con anuncios en los que decía que «los inmigrantes [de otras partes de España] tenemos que escoger entre la tierra de nuestros padres y la de nuestros hijos». En su reciente libro, Joan Tardà atribuye a ERC la denuncia del déficit fiscal y que «nadie puede obviar que la fase en la que el ‘procés’ acumuló más fuerzas coincidió con las reivindicaciones ligadas al expolio fiscal». ¿Se imagina usted a Paco Candel utilizando estos argumentos?
Pronto hará 10 años que ERC participa en el Govern de la Generalitat dando su apoyo desde fuera o formando parte del mismo. Durante los últimos años, Catalunya ha tenido el menor desarrollo de energías renovables de toda España, básicamente por la lucha interna entre ERC y Junts. ¿Es coherente esta hoja de servicios con la revolución verde por la que aboga Mazzucato?
Todo el mundo es libre de citar a quien quiera, y los demás de matizarlo afectuosamente.
