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Para empezar

Cristina Martín Vega

Mujer, si te acosan es porque te dejas

«¡A mí no me acosa nadie porque no me dejo!», clama una mujer con gesto desencajado por el odio, mirando a la cámara. Esta frase resume en sólo diez palabras cómo una mujer se convierte de víctima en culpable a ojos de la sociedad. Siempre ha sido así. Seguimos anclados en esta caverna donde la mujer que sufre una violación, malos tratos o cualquier tipo de violencia machista (hay infinidad de variantes) es puesta automáticamente bajo el foco. Es escrutada, juzgada, analizada hasta en los detalles más nimios, señalada. Si una mujer es acosada, es porque algo ha hecho. Porque ha dado pie. Porque no ha sabido defenderse. Así se juzgó hace 20 años a la concejala del PP de Ponferrada Nevenka Fernández, que denunció el acoso que sufría por parte del alcalde, Ismael Álvarez. Ella fue tan valiente que le denunció, cuando ya estaba destrozada, y se sometió a un calvario que acabó con la condena del acosador. Ella ganó en el juzgado, pero perdió el juicio social y tuvo que irse de España. Veinte años después, seguimos escuchando la misma frase acusadora dirigida a las mujeres que sufren violencia machista, a las que muchos siguen haciendo responsables de su suerte, “por dejarse”. ¿En qué otros delitos se culpa a la víctima de haberse buscado lo que le ha ocurrido? En ninguno. Recomiendo el documental de Netflix ‘Nevenka’. Nos devuelve una imagen penosa de nosotros, encarnados en esa mujer que brama, descompuesta, en una imagen de una manifestación de apoyo al alcalde acosador, ya condenado pero convertido en héroe por parte de sus vecinos, que repudiaron a la joven que se atrevió a defender su dignidad.

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