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Miqui Otero

Tribuna

Miqui Otero

Vacuna Vonnegut

Los días se nos hacen eternos, pero los años vuelan. Encajamos con estupor que Macaulay Culkin cumpla 40 años o el disco de Manel, 10, pero nos parece que este año de pandemia ha durado siglos. El tiempo, como un anuncio de Cofidis, el amante pillado en el catre o la vida, no es lo que parece. Y quizás sería útil aferrarnos a esta idea en estos tiempos.

Blackie Books acaba de editar ‘Matadero cinco’, el primer título de la colección que le dedicará a la persona más sabia y divertida que ha pisado la Tierra (y algún otro planeta más): Kurt Vonnegut. Su protagonista, Billy Pilgrim, es espasmódico en el tiempo, una forma de decir que puede viajar por él y que nunca sabe qué puerta de una época de su vida (en la Segunda Guerra Mundial, en el planeta Tralfamadore, en su infancia, en su vejez) abrirá. Si esto ya es peligroso con las puertas de un hotel o de los baños de una discoteca, imagínense.

«Ojalá este año haya sido el nanosegundo de otro plano del multiuniverso en el que justo damos un beso, despega un avión»

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Nos interesa cuando en una de estas acaba conociendo ese otro planeta tan diferente. Allí, los habitantes tienen la certeza de que el tiempo no es lineal y la capacidad de ver todo en cuatro dimensiones, así que en ellos podemos encontrar consuelo a lo que hemos perdido en este año de mierda. Los ‘tralfamadorianos’ saben que cuando una persona muere, solo lo aparenta. Como esa persona sigue viva en el pasado, es tontería que la gente llore en su funeral. Cuando un alienígena de esa civilización ve un cadáver, lo único que piensa es que «el muerto se encuentra en mal estado en ese momento».

Ojalá pudiéramos pensar así. A mí me enseñó esta cosa cuántica Manolo Martínez, de Astrud: si las cosas pueden existir aquí y allá, en el espacio, también lo pueden hacer antes y después, en el tiempo. Así, decía, su grupo no se había separado, para empezar porque seguía tocando canciones en el pasado.

Billy Pilgrim sufrió una distorsión espaciotemporal, de modo que pudo pasar años en Tralfamador, mientras se ausentaba de la Tierra solo un nanosegundo de tiempo terrestre. Ojalá este año haya sido el nanosegundo de otro plano del multiuniverso en el que justo damos un beso, despega un avión, gritamos en un concierto, le tenemos menos miedo a todo.

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