Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Miguel Ángel González

desde la marina

Miguel Ángel González

Cae la valla del puerto deportivo

Hacemos lo que no debemos, lo hacemos mal y tenemos que rehacerlo. Lo nuestro es equivocarnos. Y aunque rectificar es de sabios, el problema es que rectificamos sin prisas. Nuestros mandarines son tardones, pusilánimes, les puede la modorra. La lentitud está bien para no precipitarse, para no poner los carros delante de los caballos como solemos hacer, pero cosa diferente es no hacer nada en años. Y es lo que hemos hecho al mantener en el paseo marítimo una barrera improcedente, innecesaria y que fastidiaba al personal. En cualquier caso, el Passeig de Joan Carles –nombre que tal vez convendría reconsiderar- no se soluciona con la desaparición de las vallas. El problema es más grave y lo tenemos en el aberrante recorrido que tiene el paseo de marras. Quien diseñó su trazado metió la pata hasta la corva porque de marítimo tiene poco. En muchos tramos de su recorrido ni tan siquiera vemos el mar. Vemos los mástiles de los yates, pero el agua sólo la adivinamos.

Un paseo marítimo tiene que discurrir junto a las orillas, no por detrás de una ancha zona supuestamente ajardinada que nos separa del mar. El jardín de marras tendría que haber sido interior. Lo lógico hubiera sido ordenar los espacios con orden y concierto: mar / paseo marítimo / zona ajardinada / y vial de circulación. Era la única manera de alejar al paseante de la carretera que hoy nos regala los ruidos y gases de los tubos de escape. Lo de las vallas fue un mal remate al paseo, una barrera que le daba una descarada exclusividad al puerto deportivo y obligaba al paseante a dar extraños rodeos para acceder, casi de matute, como si hiciera una cosa mal hecha, a la zona de amarres. Demasiadas veces tenemos a nuestras administraciones en Babia. La Autoritat portuaria y el Ajuntament de Vila tenían ejemplos sobrados en Palma, en Barcelona y en muchas otras ciudades de mar para saber cómo debe ser un paseo marítimo. Aquí la cagamos. Esperemos que los retoques que ahora se hacen minimicen torpezas.

Compartir el artículo

stats