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Sandra Espeja

Tribuna

Sandra Espeja

Aprender mediante la experiencia

En la educación, el aprendizaje mediante la experiencia es básico, ya sea en la niñez como en la vida adulta. La lección que mejor se aprende es aquella que practicas con tus propias manos. Sin embargo, no es muy habitual. La enseñanza dedica muchas horas a clases teóricas —también necesarias— enfocándose en las letras más que en los sentidos. No es baladí aquella frase de ‘una imagen vale más que mil palabras’; y es que ver una medusa en el mar, un cangrejo caminar en diagonal o una flor en una planta marina te enseña mucho más sobre tipología de especies, comportamiento animal y reproducción vegetal que leer la explicación en un libro. Lo mismo sucede para aprender las consecuencias de nuestras dinámicas sociales. Dinámicas que generan contaminación. Pongamos el ejemplo de los plásticos, muchos de los cuales acaban en el mar. Nos lo explican y nos lo podemos creer, pero ¿y si vas a la playa, haces un muestreo — proceso de seleccionar un conjunto de elementos con el fin de estudiarlos—, separas la arena de los minúsculos y coloridos plásticos y los cuentas? Muy probablemente te sorprenda la gran cantidad de trocitos de plásticos que hay en la arena y eso se quede retenido en tu mente. Ese ejercicio lo realizan muchos estudiantes de primaria y secundaria gracias al proyecto Microplastic Watchers de Observadores del Mar —plataforma web de ciencia ciudadana marina. Una actividad que pone de manifiesto el enorme problema de contaminación por plásticos que sufre nuestro planeta.

Todos los alumnos traspasarán esa enseñanza a sus familias y poco a poco se va transmitiendo el conocimiento. Se dice que los niños son profesores de los padres; probablemente sea porque contagian su energía, vitalidad, y ganas. Como adultos, queremos volver a sentir esa pasión, la emoción de la novedad, y la magia de aprender cosas nuevas. Y es que a las personas nos gusta aprender. Aparte del proyecto Microplastic Watchers, en Observadores del Mar hay cabida para aprender y aportar a la ciencia mediante muchos otros proyectos de tipologías muy diferentes. La ciencia ciudadana es una manera maravillosa de aprender mediante la práctica, sea cual sea tu edad.

La ciencia ciudadana es, según la definición de Libro Blanco de la ciencia ciudadana —libro de referencia de la disciplina—, la participación del público en general en las actividades de investigación científica; donde la ciudadanía contribuye activamente a la ciencia, ya sea con su esfuerzo intelectual, con conocimiento o con sus herramientas y sus recursos. Participando en proyectos de ciencia ciudadana logras ese aprendizaje mediante la experiencia y, a la vez, ayudas a equipos científicos en sus investigaciones porque les aportas datos. Compromiso, conocimiento, aprendizaje, acción, contacto con la naturaleza, formar parte de una comunidad; son valores intrínsecos a esta disciplina. Poder disfrutar de tantas emociones juntas en una sola actividad es un lujo. Como valor añadido, es una actividad compatible con la situación que vivimos actualmente ya que solo necesitas ir a la costa y/o al mar, observar a tu alrededor, encontrar especies a las que hacer una fotografía y enviarla a las personas expertas. Si no tienes planes este fin de semana, ya te he dado una idea.

Sandra Espeja | Coordinadora del Programa de Ciencia Ciudadana Marina en Baleares

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