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Editorial

La calle fuerza la reacción del Govern

Con un buen dominio de las artes políticas y una acreditada capacidad de desviar la atención sobre cuanto pudiera perjudicarle, la presidenta Francina Armengol ha consumado una importante crisis del Govern. Si el objetivo era concentrar protagonismo, contraprogramar y demostrar capacidad de reacción, la remodelación ya no podía esperar más. En las últimas semanas se habían sucedido los impactos de la ya neutralizada Resistencia Balear, las tensiones con los socios de Govern a cuenta de las digamos vacunas VIP, o la denuncia ante el Tribunal Constitucional de un REB siempre prometido pero que nunca llega. Con el remate del llamativo SOS en forma de sábanas múltiples lanzado por el sector turístico y que ha pillado al Ejecutivo un tanto a contrapié, el clamor, la demanda de reacción, se había vuelto estridente.

La recomposición del Govern ha sido un golpe de efecto imprescindible, está claro, pero se ha efectuado en unos términos y con unos nombres de acreditada solvencia política que comportan notables riesgos porque el momento es muy complicado y todo se ha pensado preferentemente en clave socialista dentro de un gabinete de coalición que no acaba de afinar su ensamblaje.

Iago Negueruela afianza su protagonismo pasando a ejercer de portavoz castellanoparlante del Govern, una opción que recuerda el papel de Margarita Nájera y alivia el cansancio de la por otra parte incombustible y hábil Pilar Costa, para regenerarla al frente del grupo parlamentario socialista.

El pulso sesgado en el Consell de Mallorca entre Catalina Cladera y Mercedes Garrido se neutraliza nombrando a esta última consellera de Presidencia. Debe coordinar a los partidos del pacto, es lo que ha hecho hasta ahora entre los socialistas mallorquines, pero falta saber si «el carácter y capacidad de trabajo» que le asigna la presidenta basta para lidiar a la par con Més y Podemos.

Armengol ha hecho los equilibrios necesarios para recolocar a todos y sin descuidar las compensaciones interinsulares. Marc Pons deja Movilidad y Vivienda para irse a Madrid como jefe de gabinete de la ministra de Transición Energética. Un menorquín por un ibicenco, porque su conselleria pasa a ser responsabilidad del hasta ahora alcalde de Sant Josep, Josep Marí Ribas, Agustinet. Es posible que este nombramiento tenga una segunda lectura y no sea ajeno a las preferencias de Armengol a la hora de elegir entre él y el alcalde de Ibiza, Rafa Ruiz, para optar a la presidencia del Consell pitiuso.

Pero la principal novedad de la remodelación del Govern se centra en la nueva conselleria de Fondos Europeos, a la que se incorpora Universitat, que pasa a ocupar Miquel Company, lo cual le obliga a dejar la vicepresidencia del Consell de Menorca. Es un hombre bregado en la gestión económica y política que adquiere un papel fundamental dentro de una crisis social y laboral en la que debe regular las aportaciones continentales.

Se esperaba también el relevo en Sanidad, sin embargo la presidenta mantiene a Patricia Gómez, decisión que se transforma en la evidencia de que el departamento se parapeta en sus males crónicos de tiempos difíciles. Muestra de ello es también la creación de la aún descabezada Agencia de Salud Pública. Es la fórmula elegida para apuntalar un departamento clave que debe ser capaz de dar agilidad a la vacunación masiva en las islas.

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