Diario de Ibiza

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Miguel Ángel Riera

Detrás de las cifras

La vida no siempre es fácil, vivimos situaciones que nos llevan al desánimo y al desencanto, pero la luz siempre aparece con cada amanecer y, si no es así, tenemos que poner todos los medios a nuestro alcance para que así sea.

En medio del desánimo y el desencanto que viven tantas familias que ven cómo sus familiares y amigos fallecen sin poderles despedir y acompañar como desearían, necesitamos luz, esperanza y proximidad.

«Busquemos a otros y hagámonos cargo de la realidad que nos corresponde sin miedo al dolor o a la impotencia, porque allí está todo lo bueno que Dios ha sembrado en el corazón del ser humano. Las dificultades que parecen enormes son la oportunidad para crecer, y no la excusa para la tristeza inerte que favorece el sometimiento. Pero no lo hagamos solos, individualmente», nos invita el Papa Francisco en la encíclica ‘Fratelli tutti’ (n. 78). Nos necesitamos. Solos somos incapaces.

Vivir sin miedos que nos sumergen en la tristeza existencial, ese tendría que ser nuestro objetivo en estos momentos. Y cuando escribo estas líneas me vienen a la cabeza todas las víctimas de otra pandemia que nos azota y nos arrebata a tantos seres queridos, el cáncer.

El pasado viernes se celebraba el Día mundial contra el Cáncer. Una enfermedad que se lleva y que afecta a muchísima gente que ha quedado en un segundo plano por el virus que ahora centra toda nuestra atención. La enfermedad que en mi niñez era impronunciable, se decía en voz baja, para evitar su propagación. Un mal que no tenía remedio y se asociaba, como ahora con el coronavirus, con la muerte.

Con el sistema sanitario balear y nacional desbordado con esta nueva pandemia muchas otras enfermedades han quedado en un segundo plano, incluso muchas veces hasta las personas han quedado en un plano secundario. Parece que para la Administración, para ese ente impersonal, lo único importante son las cifras.

También los enfermos con cáncer ven cómo las pruebas y diagnósticos se ven más tarde y se diagnostican más avanzados. Los enfermos, sea de la enfermedad que sea, necesitan atención, necesitan de nosotros. Que todos los desafíos que nos toca vivir seamos capaces de afrontarlos como oportunidades para mejorar y crecer humana y espiritualmente.

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