Alguien dijo que hay que dejar que nuestros sueños sean más grandes que nuestros miedos. Un sentimiento que se proyecta aún más durante las fiestas navideñas, con el recogimiento, el reencuentro y la fantasía de nuevos propósitos. Puestos a soñar e interpretar el sentir del vecindario de Sant Antoni, vamos a pedir al Ayuntamiento que nos representa, que inste a través del Consell Insular un indulto para los empresarios, trabajadores y afectados del centro del pueblo. Se ha cometido este quebranto en nuestra relación con la ciudadanía del cual nos arrepentimos, pero la penitencia ya ha sido suficiente y ahora nos corresponde recuperar nuestros plenos derechos como ciudadanos, para afrontar esta crisis.

Es probable que muchos ibicencos desconozcan cómo era antiguamente nuestro barrio, antes de convertirse en el entramado de calles peatonales que es ahora. Nuestro pueblo fue pionero del turismo en la isla y también atraía a los 'vileros' a disfrutar de los restaurantes, tablaos flamencos, piano-bares, bares de guitarras y salas de fiestas. Con el Club de los Argonautas, los jóvenes empezamos a hablar francés y a practicar vela y deportes náuticos. En el puerto de Ibiza, cuando los hippies abrían los primeros bares, en Sant Antoni ya bullía la animación.

Sa Raval era un racimo de casas con sus 'tancons', donde se cultivaban hortalizas y se criaban animales. Pageses, pescadores y trabajadores vivíamos en armonía.

El West End es la herencia de todas aquellas familias, las mismas que crearon la posibilidad de que Sant Antoni se desarrollara turísticamente, con trabajo y dignidad, adelantándose al resto de municipios: el Hotel Portmany, Can Sala, Can Reiet, El Parral, Can Vicent Bonet, Can Micolau, Can Toni Tanca, Can Vicent Xiquet, Can Putxet, Can Pep Pera, Can Pep Coix, Ca's Tio Joan, Cana Margalida, La Mutual, Can Trull, Can Graó, Can Tunís, Can Florencio, Can Marianet, Ca's Padrí, Sa Plana, Cas Sifoner, Ca na Pepa Cala, Can Pep Xico, Can Tití, Can Vinyes, Can Figueretes, Can Ribes, Can Vicent Muson, Ca n'Escandell, Can Toni Minu, Ca n'Arabí, Ca Sa Roca, Can Sendic, Can Molina, Can Vicent Bonet, Can Mariano Mestre, Can Pitango, Ca na Pepa Simón, Es Tancó de Sa Plana, Ca n'Hereu, Can Capó, Ca n'Era Vella, Can Bartomeu Llucià, Can Nebot, Can Pere Prats, Can Coixet, Can Rova y algunos más que todavía viven. Un recuerdo para Feixes, Es Sifoner y Pepita Trull, que en La Polar, con sus famosos bocadillos de jamón y queso, alimentaban los primeros deseos del anochecer en Sa Raval.

Aquellas familias ya convivían con la hostelería y, poco a poco, fueron abriendo bares y salas de fiestas: Simple, Isla Blanca, Ses Voltes, Ses Guiterres, Tristán, King's Bar, Chac Mool, Bar Colón, Tamesis, Babalú, Nito's, Capone, Tropicana, La Cambra, El Coto, Joe Spoons, La Gitana, Zoom-Zoom, Rita's, Peter's, Es Siti, Es Recó...

A partir de los ochenta, el barrio inició un proceso de declive. Llegaron los guías, la competencia salvaje de nuevos bares que prácticamente regalaban la bebida, los pub crawls, los excesos... Sa Raval se transformó definitivamente en el West End. Recuerdo una carta que en 1986 firmamos 39 locales exigiendo al Ayuntamiento que restableciera el orden. Allí estuve hasta 1989, cuando fundé la empresa Space Beach Club S.A. y alquilé la antigua discoteca Space, entonces una ruina en una zona que no despertaba interés. La mantuve abierta 27 años y afronté en solitario las inversiones necesarias para emprender las obras de reforma y ampliación de aforo, pasando de 600 a más de 3.000 personas, dotándola de inspiración con esta nueva licencia que nos ubicaba competitivamente con todo el resto. Desde 2001, fue reconocida en doce ocasiones como la número uno del mundo, algo sin precedentes en la historia.

Con muchas dificultades, el West ha llegado hasta hoy, cuando el Ayuntamiento y los empresarios parecen dispuestos a pactar un plan serio y ambicioso que revitalice esta zona tan devaluada y fundamental de nuestra historia. El barrio necesita una profunda renovación que aporte servicios, calidez, comodidad y sobre todo alma, para que cada empresario pueda desarrollar su creatividad para "volver a empezar". Un entorno céntrico, peatonal y sobrio, que invite a disfrutar del ocio, la gastronomía, la música y la cultura. Guardemos el testimonio del pasado para situarnos en este nuevo espacio rebautizado como "Sant Antoni Centro" o incluso recuperemos el "Sa Raval" de siempre.

Surge, además, la necesidad de nuevas alianzas y asociaciones para que sus negocios se defiendan y protejan frente a la competencia desleal del ocio diurno, que una sentencia además acaba de declarar ilegales. Éste concentra ingentes masas de turistas en las playas, vaciando calles, comercios, ocio y cultura, tanto en el centro de Sant Antoni como en el puerto de Ibiza, causando una profunda herida social, frustración y daño económico al pequeño empresariado y a estos emblemáticos espacios.

Las medidas adoptadas por el Govern balear contra el turismo de excesos han perdido su razón de ser, pues la pandemia impone su ley. Hay empresas, trabajadores, licencias, compromisos... En suma, la gente tiene que poder trabajar con garantía para asegurar su presente y ver luz inmediata. Mientras Sant Antoni afronta este ilusionante cambio, las obras y las actividades turísticas necesariamente han de convivir simultáneamente. Aquellas viejas familias que dieron origen a la reconversión del pueblo reclaman este indulto para su ciudadanía, que ha de llegar al Govern a través de Ayuntamiento y Consell Insular. El general y magistrado Pericles (siglo V a.C.) ya decía en la Grecia antigua que el status de la ciudadanía era inviolable. Sin embargo, en Sant Antoni tenemos unos ciudadanos libres y otros castigados.

"Imagina que no hay paraíso. Es fácil si lo intentas. No hay infierno bajo nuestro, arriba solo cielo. Imagina a toda la gente viviendo el presente". Lo canta John Lennon (The Beatles) en 'Imagine'. La gente de Sa Raval también nos merecemos soñar y vivir el presente con hermandad y prosperidad. Que 2021 nos traiga un buen trabajo, salud y esperanza para caminar seguros hacia este nuevo presente que se nos ofrece, abrazados al medio ambiente y al recuerdo del pasado para darnos a nosotros mismos una isla mejor. ¡Ilusión y confianza para el 2021!