El domingo posterior a la fiesta de la Navidad, la Iglesia nos propone la fiesta de la Sagrada Familia. La Navidad, la fiesta de la Luz que rompe con toda tiniebla, supone la fiesta de la Familia. La familia que recibe la Luz, la familia formada por María y José.

Y celebrar la familia para un cristiano tiene que ser celebrada en sentido amplio, como le gustaba decir a Jesús, «estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre» (Mt 12, 49-50). «La célula básica de la sociedad, el lugar donde se aprende a convivir en la diferencia y a pertenecer a otros y donde los padres trasmiten la fe a sus hijos», como nos recordaba el Papa Francisco en Evangelii Gaudium (n. 66).

Posiblemente la pandemia, de la que estamos siendo víctimas, nos haya ayudado a pensar y repensar más en nuestras familias. A valorar muchas de las relaciones familiares que nos han sido arrebatadas, muchos abrazos y caricias que dignifican a la persona y que se reciben desde el inicio hasta el final de nuestra vida en el ámbito familiar.

El Papa Francisco en medio de la pandemia nos recordaba que en una situación de crisis sanitaria y económica como la que hemos viviendo, Jesús, nos invita a ampliar las fronteras de la familia biológica y vivir en comunión con la familia humana.

Celebrar a la familia, hoy más que nunca, es celebrar la importancia de la unidad, no solo entre los que formamos «esta célula básica de la sociedad» sino entre todos los que formamos la familia humana. En la encíclica 'Laudato Sí' se nos recordaba la importancia «de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integro» (n. 13).

Tomar conciencia de nuestras familias particulares y tomar conciencia de nuestra pertenencia a la familia humana, nos tiene que ayudar, no solo a afrontar la crisis del Covid-19, sino a unirnos como familia para evitar el sufrimiento de tantos hermanos nuestros y de nuestra «casa común». El mundo necesita de un equilibrio que solo desde la familia podemos lograr, el equilibrio y el modelo que encontramos en la Sagrada Familia a la que hoy celebramos.