He escrito este artículo, muy enfadado y sorprendido, al enterarme de que la famosa marca de moda internacional Gucci ha puesto a la venta, por 750 euros, unos vaqueros asquerosamente manchados y sucios. Como si los hubiesen arrastrado por los suelos. ¡Tenían que inventarse algo después de tanto pantalón andrajoso!

Hace dos años, harto de ver vaqueros despellejados, con grandes agujeros para mostrar las rodillas, yo anuncié que se pondrían de moda dos diseños míos: el vestido de novia ' Deshilach', lleno de cortes deshilachados, para las novias amantes de los vaqueros destrozados. Y el vaquero 'Incontinent', con una gran mancha en la zona de la bragueta, consecuencia de una incontinencia urinaria o de un Tampax mal colocado. ¿Copiará Gucci mis vanguardistas diseños?

Por suerte, yo pertenezco a la generación en que la clase obrera tenía el llamado 'traje de los domingos' para dar una mejor imagen en sus días de descanso. Y los ricos vestían diseños de los genios del buen gusto y la elegancia, como Balenciaga, Givenchy, Yves Saint Laurent, Armani, Chanel, etc.

Ahora veo desembarcar de grandes yates y aviones privados a millonarios que van vestidos con ropa despellejada, como si fuesen unos miserables harapientos que duermen tirados por las calles.

Hace 40 años, una amiga mía inglesa, se quedó a dormir en mi casa. Dejó sobre una silla sus vaqueros con dos cortes a la altura de las rodillas. La chica de servicio, confundida, pensó que se habría caído, y los zurció. Hoy día, la chica de servicio le habría hecho un roto más de regalo, y le habría vertido un cuenco de sopa sobre los vaqueros.

Esta moda cutre es un reflejo de la asquerosa situación de pobreza mundial y falta de sentido estético.

Conozco a Allegra Gucci y le pienso recordar que, junto a Equipo Singular, yo organicé el elegante evento de apertura de Gucci en Barcelona, en 2006. Entonces la famosa marca no diseñaba ropa cutre.