Bañarse frente a un horizonte de yates es algo habitual en Ibiza y que se vuelve a ver este verano, pese a la drástica caída del turismo, pero acercarse con la lancha a tierra y plantársela a unos palmos a una familia denota falta de respeto a los bañistas, según denuncia una lectora que sucedió el pasado sábado en una playita de Cala Tarida.