San Agustín decía que «ves la Trinidad si ves el amor». Entre la fiesta de Pentecostés y la fiesta de Corpus Christi, se celebra la fiesta de la Santísima Trinidad. Este domingo celebramos cómo Dios se nos presenta como Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres Personas, un solo Dios.

Esta fiesta quiere recordarnos que hemos sido creados a imagen de Dios, no somos individuos aislados, somos personas que sólo se entienden en la comunidad de lo humano, en la relación entre los humanos y lo divino. Sería una de las lecciones que tendríamos que haber aprendido como consecuencia de todo lo que nos ha sucedido en los últimos meses. Nadie se salva solo, como mucho, solos nos hacemos daño.

Necesitamos unos de otros y de manera muy especial los débiles necesitan de los más fuertes. Dejaríamos de ser humanos, dejaríamos de ser imágenes de Dios, si nos olvidáramos de los más frágiles.

El hombre y la mujer en la soledad se destruyen. Los seres humanos hemos sido creados para realizarnos en relación y una relación no comercial, sino una relación amorosa, generosa, que engrandece nuestra especie. Cuando miramos al otro como un objeto de comercialización somos capaces de destruirlo.

Las personas, incluso los turistas, deben ser tratadas con respecto, porque son nuestros hermanos, no números que van a potenciar la economía del país o de nuestras islas. Dios nos invita a divinizarnos cuando somos capaces, con los otros, de construir lazos de comunión en cualquiera de los ambientes en los que nos movemos: en el trabajo, en la calle, en la famili,€ incluso en la política.

Cáritas nos recuerda esta necesidad de ver al otro como un hermano, de ayudarnos. Cáritas necesita de gente con corazón que se sepa integrante de un todo que no puede desmembrarse. Cáritas necesita de ti, de tu tiempo, para crear, como voluntario, un tejido social basado en el amor al otro. Cáritas ha recibido muchas ayudas económicas, por lo que no podemos dejar de agradecer tanta generosidad, pero Cáritas te necesita a ti, necesita que quieras formar parte de un todo, como la Santísima Trinidad. Diversidad de personas pero desde la unidad, no dejar de crear espacios de acogida en los que todos se sientan como en su propia casa, estén donde estén.