Balears será la comunidad que más tarde en recuperarse de la devastadora crisis económica y social provocada por la pandemia del coronavirus, debido a su dependencia del turismo. Y dentro de Balears, Ibiza y Formentera, que hasta ahora han sido la locomotora económica de la Comunidad, serán las que más dificultades tendrán para reanudar su actividad económica, dado que son las islas con la mayor estacionalidad y más acusado monocultivo turístico. De aquí que tanto la presidenta del Govern balear, Francina Armengol (PSOE), como el presidente del Consell de Ibiza, Vicent Marí (PP), hayan reclamado al Gobierno central medidas específicas que contemplen las singularidades del tejido productivo de las islas. Hasta ahora, las medidas de ayuda a empresas y trabajadores que ha aprobado el Gobierno de Pedro Sánchez no dan respuesta a las múltiples y complejas situaciones laborales y empresariales que hay en Balears. Los autónomos estacionales, que aún no se habían dado de alta para iniciar su actividad, pero que en algunos casos ya habían hecho las inversiones necesarias para ello, no pueden acogerse a ayudas. Autónomos al frente de negocios que han tenido que cerrar como consecuencia del estado de alarma deben hacer frente al pago de sus gastos fijos, como el alquiler, y están a expensas de la buena voluntad de sus caseros para renegociar las condiciones de la renta. Muchos tampoco pueden aplicar los ERTE por fuerza mayor, y también quedan desamparados, abocados a endeudarse más para hacer frente a sus obligaciones fiscales, laborales y de todo tipo. La orden del Gobierno que obligó a muchas empresas no esenciales a cerrar tras la prolongación del confinamiento y de retribuir un permiso de dos semanas a sus trabajadores es una losa más sobre ellas, pues deben pagar este periodo a sus empleados sin tener ningún ingreso para afrontarlo.

Francina Armengol tiene la obligación de hacer pedagogía en su partido, y explicar a los responsables del Gobierno la situación límite de las islas frente a una temporada que ya se da por perdida; ahora es cuando debe demostrar su liderazgo político y su capacidad de influencia en Madrid, para convencerles de que Balears necesita medidas específicas y adaptadas a su realidad económica marcadamente estacional y dependiente del turismo. No puede ser que numerosas empresas y trabajadores de las islas, y personas que aún no están dadas de alta en la Seguridad Social porque sólo trabajan en temporada, queden en el más absoluto desamparo. Los empresarios que ahora se arruinen no podrán reabrir sus negocios más adelante, ni por tanto mantener los puestos de trabajo de personas que dependerán de las ayudas públicas para subsistir. Y las arcas de las instituciones, sin apenas ingresos a causa del parón económico, difícilmente podrán pagar tantos subsidios.

El turismo depende de los transportes y, en gran medida, de unas aerolíneas que han de programar vuelos. Pasarán meses (nadie se atreve a aventurar cuántos) hasta que se recuperen todas las programaciones canceladas y en nuestros principales mercados turísticos se den las condiciones para que los ciudadanos vuelvan a viajar con normalidad durante sus vacaciones. El mercado británico es el más importante para Ibiza en número de turistas, seguido del español, el italiano, el holandés y el alemán. Estos países están igualmente sometidos a medidas de confinamiento y la pandemia también ha golpeado duramente su economía, lo que repercutirá de forma dramática sobre la capacidad de gasto de sus ciudadanos.

El confinamiento en España se prolongará como mínimo hasta el 26 de abril y el levantamiento de las restricciones será progresivo. En la reanudación de la actividad, el sector turístico quedará en el último lugar, por los riesgos de rebrote de los contagios que entraña. Esta es la razón por la que Armengol reclama a Sánchez que mantenga las ayudas en algunos territorios como Balears hasta después del estado de alarma, porque la devastación económica no permitirá que las empresas se pongan en funcionamiento automáticamente: si no llegan turistas, no podrán abrir hoteles, bares, restaurantes, comercios y otros muchos negocios que giran en torno a esta industria. Es urgente que el Govern busque la unidad de todas las fuerzas políticas en defensa de la recuperación del sistema productivo del archipiélago, y que haga frente común con Canarias, una comunidad insular de características similares (aunque con una temporada más larga) para conseguir que el Gobierno central entienda que debe articular medidas de rescate específicas para las islas, en el marco de un plan de reactivación económica de cada territorio, un plan que debe contar con las aportaciones de empresarios, sindicatos y partidos políticos. De lo contrario, será muy difícil superar esta crisis, que marca un antes y un después en nuestra historia.

DIARIO de IBIZA