Desde aquí, en los momentos en que nos ha tocado vivir, agradecer a todo el personal sanitario y a todos los que hacen posible que esta realidad sea más llevadera. Son días en los que las noticias son muy duras. Son días en los que parece que vivir se ha convertido en sobrevivir.

De toda la información recibida lo que más me duele es ver la situación de nuestros mayores que viven en residencias. Y sobre todo la poca sensibilidad a la hora de tratar el tema y de cómo se está cargando contra el personal que ahí dedica tantas horas al cuidado, y se desviven, por los residentes. No se puede permitir que en estos momentos se criminalice la labor de tantos profesionales que cuidan de aquellos que en sus últimos días de su vida prefieren estar acompañados o no les queda otro remedio que buscar un lugar donde se cuide de ellos por que no tienen otra opción.

Muchas residencias no tienen más material que los hospitales para poder tomar medidas de prevención, no están preparadas como un hospital para cuidar a sus internos, y nadie criminaliza a un hospital por que ahí se estén muriendo ancianos. La administración debe abastecer con todo el material necesario a los hospitales y, como no, a las residencias y a la sociedad en general para que esta pandemia pueda ser atajada.

Me gustaría acabar con las palabras del Papa Francisco con las que iniciaba su homilía el pasado viernes en la plaza de San Pedro: «Desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas. Nos encontramos asustados y perdidos? nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos? también nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino sólo juntos».

Juntos sigamos remando para afrontar el nuevo reto que la vida nos presenta.