Todos cantábamos a coro con los Payasos de la tele: «Lunes antes de almorzar, una niña fue a jugar, pero no pudo jugar porque tenía que planchar. Así planchaba, así, así. Así planchaba que yo la vi». Pero el martes tampoco podía ir a jugar, porque le tocaba limpiar. Ni el miércoles, porque tocaba lavar. Y el jueves, coser. Y el viernes, barrer. Y el sábado, guisar. Y ni tan siquiera podía salir la criatura el domingo porque le tocaba rezar. Y así aprendimos dos cosas: los días de la semana y que las tareas ingratas eran cosas de mujeres. Maldita suerte la nuestra. Y no es que tu padre fuera machista, o lo fuera tu madre; lo era el mundo entero. Pero como el concepto de machismo no existía, te decían: «esto es lo que hay», «peor lo pasaba yo a tu edad», «lo haces y punto». Y las niñas íbamos cambiando la canción de los Payasos por: «esto no es justo», «yo no pedí nacer niña», «yo no le haré esto a mi hija».

Y de aquellos barros llegaron estos lodos y sí, hemos avanzado, faltaría más, pero queda un largo, pedregoso camino por recorrer. ONU Mujeres (la agencia de Naciones Unidas dedicada a promover la igualdad de género) ha elegido para este 2020 el eslogan «Soy de la Generación Igualdad: Por los derechos de las mujeres y un futuro igualitario». Se cumplen 10 años de la creación de ONU Mujeres y 25 de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, la agenda aprobada a escala mundial en favor de los derechos y el empoderamiento de las mujeres. Participaron 189 países. 25 años después, ninguno ha alcanzado la igualdad de género.

La campaña exige, entre otras, igualdad de salarios y en el reparto del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado. Que de una vez por todas, las tareas no recaigan en la niña de la canción. También, poner fin a la violencia contra las mujeres, porque perdonen que insista en el asunto aquel de la violencia de género, la ONU revela que 7 de cada 10 mujeres sufre algún tipo de violencia física o sexual en su vida. Por ser mujeres. Unicef denuncia que una de cada 20 jóvenes de entre 15 y 19 años es víctima de violación. Son 13 millones de mujeres solo en esa mínima franja de edad. 12 millones son forzadas a casarse cada año, y cada año, 4 millones son mutiladas genitalmente.

Recientemente nos ha estremecido el caso de Fátima, la niña de 7 años violada y asesinada a golpes en México. Solo una más. Su madre se maldecía por haber llegado 15 minutos tarde a la puerta del colegio: «Esta vez fue mi hija, pero mañana puede ser la de cualquiera».

Para cuando escribo este artículo, en España llevamos 14 asesinadas a manos de sus parejas o exparejas y permítanme decir que ostentamos el vergonzoso estatus de ser el principal país consumidor de prostitución de Europa. El tercero del mundo. Se estima que unas 100.000 mujeres ejercen la prostitución en nuestro país; 8 de cada 10, 80.000, son víctimas de trata. El 39% de los españoles reconoce sin sonrojo haber pagado por servicios sexuales y la edad de los puteros está bajando de una forma alarmante. Los jóvenes saben que detrás de la prostitución hay mujeres explotadas, al igual que son de sobra conocidas las condiciones de trabajo tras las prendas de tantas tiendas, pero es que oye, mira qué dos camisetas por 20 euros. Y para quien clama que sin prostitución habría violaciones, en España se denuncia una violación cada 5 horas. Viendo el escarnio público al que se ha sometido a algunas de estas mujeres por parte de la opinión pública, es fácil imaginar cuántas se callan y renuncian a denunciar estas agresiones.

Y aunque las mujeres en edad de trabajar son más (5,4%) y son mayoría en las universidades españolas (un 57,8%), estas mujeres mejor preparadas de nuestra historia son solo el 45,8% de la población activa. Y lo hacen liderando el trabajo a tiempo parcial (un 74,17% de los contratos) y después, los permisos no retribuidos para dedicarse al cuidado de niños, enfermos, discapacitados y mayores. Un 93,20% de las tareas del hogar y el cuidado siguen en manos de las mujeres y toda esa vida arrastrando peores condiciones laborales y salariales convierten una brecha en un abismo cuando llega el momento de cobrar la pensión. El Informe del Foro Económico Mundial muestra que en 2019 ha aumentado la brecha económica entre hombres y mujeres y, se estima que cerrarla llevará nada menos que 257 años. Es demasiado tiempo.

ONU, Unicef, Ministerio del Interior, INE, Seguridad Social, Foro Económico Mundial? y en paralelo y sin dato alguno, siguen lloviendo payasos con canciones que niegan la desigualdad y tratan de ridiculizar el feminismo. Como si el feminismo fuera asunto de cuatro mujeres o, peor aún: una lucha de cuatro mujeres contra todos los hombres. El feminismo lo que reclama es la igualdad, para nosotras, para nuestras hijas y para aquella niña a la que la canción no le hace ya ni puta gracia y soltó la escoba para irse por fin a jugar. Y ya veis? Nos quedó la casa por barrer.

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