Cuando me encontré en el buzón de mi apartamento de Chueca un folleto invitándome a participar en el concurso de 'Balconing navideño' os juro que casi dije en voz alta: «No te lo perdonaré jamás, Carmena». Y por un momento hasta pensé que igual vivíamos más seguros en tiempos de Ana Botella y sus gestiones tan centradas en evitar molestia alguna a los vecinos de bien, con tal ahínco, que solo consintió los conciertos en las fiestas del Orgullo „tan populares que acoge este barrio„ a cambio de que se realizaran con auriculares, «para no molestar a los vecinos». Porque, de todos es sabido, los oídos heteros son extremadamente sensibles a todo sonido LGTBI.

Claro, como ibicenca, encontrar una invitación semejante, impresa, era como cuando me para por la calle algún pirado gritando, crucifijo en mano, que me arrepienta, y me alerta de que el apocalipsis ha llegado. Después me entrega un folleto para que vea que no se lo inventa. Está ahí, escrito: El mundo se va a la mierda.

Supongo que en cuanto me repuse del shock inicial de encontrarme el folleto entre menús de comida a domicilio de algún chino, me pregunté cuál sería el objetivo del salto con tirabuzón, porque balcones en Chueca, los hay a aburrir, pero ¿piscinas?? Y pensé que igual aquí se practicaba la modalidad de saltar apuntando a un Uber, por ejemplo. Pero en cuanto subí a mi apartamento y me detuve a leer la letra pequeña de la competición, respiré de alivio. Resulta que 'balconing navideño' se refiere a decorar los balcones y la asociación de comerciantes del barrio premia con vales de compra los más originales. ¡Balconing aquí es otra cosa! Y es que ser una ibicenca fuera de Ibiza no siempre es fácil.

Pero yo ya estaba lanzada „valga la redundancia„ y empecé a investigar. No daba crédito: la misma RAE que recoge almóndiga, descambiar, espanglish, amigovio o hasta papichulo, aún no recogía entre sus muchas páginas balconing. ¿Cómo podía ser? Entonces pensé que igual era urgente realizar una petición de firmas, qué sé yo, vía change.org o algo para que lo incluya, pero va y resulta que ya había una petición parecida, solo que en vez de a la Real Academia Española de la Lengua, dirigida al Comité Olímpico Internacional, pidiendo «que el balconing sea deporte olímpico en Tokio 2020». Argumentan en defensa de tal petición que «el balconing es un eficaz catalizador de la selección natural. Cada año, un puñado de turistas borrachos optan por eliminar sus genes de la carrera evolutiva, permitiendo así que los más aptos „los menos estúpidos, en este caso„ ocupen su nicho biológico. La solución al balconing es más balconing».

Seguí con mi investigación en aquella piscina de dudas y quien sí se había hecho eco de la necesidad de poner orden en este batiburrillo lingüístico era la Wikipedia que lo recoge así: «Se conoce como 'balconing', dicho como pseudoanglicismo, a una práctica que consiste en saltar entre los balcones de un hotel o de algún sitio alto hacia la piscina. Es practicado por jóvenes, principalmente turistas, en España, especialmente en las Islas Baleares. Dado que esta práctica se combina a menudo con drogas o alcohol, en ocasiones se dan accidentes con graves consecuencias debido a la caída al vacío, entre ellas la muerte instantánea».

Pero cuando pensaba que ya no cabían más disparates alrededor del tema, me encuentro estos días con la noticia del 'lanzamiento' „valga la redundancia„ de un videojuego llamado 'Balconing Simulator 2020'. Los talentudos que lo han desarrollado son Fancy + Punk y se pone a la venta esta Navidad en la tienda de juegos online Humble Bundle.

El tráiler muestra a un monigote con bermuda personalizada con la bandera según la nacionalidad del kamikaze de turno, totalmente borracho. Lata de cerveza en mano va tropezando con todo el mobiliario de su apartamento hasta llegar al balcón, encaramarse a la barandilla y saltar. Mientras, se puede leer: «Durante muchas décadas, personas de todo tipo se han hecho una sola pregunta: 'Si salto, ¿llegaré a alcanzar esa piscina?'». La descripción del videojuego tampoco deja lugar a dudas sobre el público al que va dirigido: «¿Crees que puedes llegar a esa piscina si saltas de tu acogedor apartamento? Esta es seguramente la pregunta que viene a la mente cada vez que ingresas al balcón del gran hotel de vacaciones en el que te hospedas y miras la piscina. Definitivamente está lo suficientemente cerca. Pero no temas, 'Balconing Simulator' te ofrece esa experiencia enriquecedora sin prácticamente riesgos para tu integridad, incluidos pasos perfectos, decisiones estúpidas, bebidas nocturnas y, lo que es más importante, la diversión del momento mágico de una manera súper cinematográfica».

En fin, os dejo que me voy a hacer mis pinitos en esto del balconing. No seáis mal pensados, ¡por supuesto que me refiero a ir a repartir papanoeles y guirnaldas entre las macetas de plantas aromáticas!

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