Qué caprichosa es la vida. El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Baleares (TSJB), Antoni Terrasa, presidió ayer en Ibiza la apertura del año judicial y anunció que los nuevos juzgados no podrán ser ocupados hasta finales de año o principios de 2020, cuando se cumplirán precisamente doce meses del incendio provocado que, en enero, dejó inutilizado el vetusto edificio de la avenida de Isidor Macabich. Terrasa, que tardó más de un mes en desplazarse a Ibiza tras la mayor catástrofe que ha sufrido la Justicia pitiusa en su historia, debería saber que a los periodistas nos encantan las casualidades. Un año judicial, un año en situación de precariedad... qué gracia, como el tiempo que suelen tardar los abogados de oficio en cobrar. Parece que en Justicia tienen los tiempos marcados. En cualquier caso, estos doce meses que se cumplirán con los juzgados desperdigados y con medios dignos del siglo pasado han provocado más de una situación curiosa y algún que otro ataque de ira. Cualquier abogado te explicará que la situación es insostenible porque se imparte justicia gracias a su esfuerzo y al de los funcionarios. Si fuera por los políticos, resolveríamos los conflictos en un consejo de ancianos o tirando una moneda al aire, que sale más barato. Yo, que paso por delante del flamante edificio de cristal casi todas las mañanas, estoy por ocuparlo para que la gente me cuente sus penas. No arreglaré nada, pero al menos le doy vidilla a un edificio que ha costado millones y que ya empieza a acumular polvo.