La suciedad no es una problemática exclusiva del mar. En Ibiza, la falta de respeto por la naturaleza llega tierra adentro. Esta vez, en una ruta senderista entre Cala Llonga y Valverde, un horno de cal fue utilizado como contenedor amarillo, lleno de plásticos y latas. Punto para aquellos que quieren convertir los bosques en los vertederos del siglo XXI.