Yo no sé si nuestros alcaldes tendrían poder real para limitar el precio de los alquileres en caso de que les preocupara hacerlo, pero sí que a Ibiza la están convirtiendo en un capricho para millonarios, o su fondo de inversión, amén de un parque de ocio que penaliza a los residentes, y me hace mucha gracia, por decirlo finamente, la ¿ autocrítica? de Josep Marí Ribas cuando carga contra la Administración. «¿Hacían falta para la población todas las viviendas que se han construido? No son para nuestros hijos», admite el edil mientras continúan autorizándose nuevas promociones de lujo. Y da en el clavo. Claro que villas como las del complejo levantado entre Platges de Comte y ses Roques Males, en lo que era una hermosa zona virgen del municipio de Sant Josep, «no son para nuestros hijos». A estos, salvando a los hereus, les va a tocar hacer las maletas como pretendan acceder a un piso decente, agravando el éxodo de la juventud mejor preparada, a la que esta isla enferma de monocultivo turístico no es capaz de ofrecerle oportunidades para desarrollar su talento. Pero, ¿de quién es la culpa? Con mis legos conocimientos, yo diría que los ayuntamientos tienen 'algo que ver' en los planeamientos urbanísticos y la concesión de licencias y Agustinet no se estrena en el cargo, como ninguno de los dos partidos de los responsables públicos que asistieron el jueves a la comida del diario y que han dado manga ancha con su cobardía política a la especulación y el intrusismo. Aplaudo el compromiso que expresan hoy con el derecho a la vivienda. Ahora sólo falta que demuestren que esas palabras no son mera hipocresía, porque necesitamos gobernantes fieles al electorado y no los gestores de intereses creados que acostumbran a ser.