La Unión Deportiva Ibiza ha acabado la temporada y es tiempo de hacer valoraciones al respecto. Con la clasificación para la Copa del Rey y el sexto puesto obtenido, a tres puntos del play-off de ascenso a Segunda, el bloque de Vila ha conseguido un notable. El sobresaliente habría sido jugar la promoción para subir y la matrícula de honor haber dado el salto al fútbol profesional, que es el propósito de la entidad que preside Amadeo Salvo. Ha sido muy bueno el sprint final del equipo ibicenco desde la llegada de Pablo Alfaro al banquillo, tras la destitución de Andrés Palop. Diez jornadas consecutivas sin perder, con seis victorias, cuatro de ellas seguidas, han servido para asentar a un Ibiza en el que se han puesto las bases del futuro a corto plazo. La temporada que viene se empezará un proyecto con más calma y sensatez, ya que se confía en un entrenador que podrá montar el equipo a su conveniencia. Además, el director deportivo, que llegó ya con la campaña empezada, trabajará en la confección de la plantilla desde el principio. En este curso que ha acabado no hubo la estabilidad necesaria para alcanzar el éxito. En un equipo en el que se necesitaron tres entrenadores en una temporada y una treintena de jugadores era difícil conseguir los objetivos.