A punto de agotarse un nuevo mandato en el Consell de Ibiza, con las elecciones autonómicas a la vuelta de la esquina (el próximo 26 de mayo), los pilotos ibicencos siguen sin su deseado circuito de motocross. El silencio administrativo es preocupante porque de haber buenas noticias para el colectivo ya se habrían hecho públicas. Aquí no vale la frase anglosajona 'No news, good news'. Más bien, todo lo contrario: 'No news, bad news'. Apuntarse el tanto político de conseguir la construcción de la instalación deportiva es un caramelo demasiado jugoso como para dejarlo pasar por alto, ya que los pilotos llevan reivindicando su espacio varias décadas. Contentarlos o ilusionarlos con el hecho de que van a disponer de su trazado es un importante puñado de votos. Me cuentan algunos de los miembros del colectivo que todos los grupos políticos ven con buenos ojos la construcción de un circuito, pero ya no valen sólo palabras. Lo cierto es que los pilotos siguen como estaban, o quizás peor. No tienen ningún sitio donde entrenarse ni celebrar competiciones de forma regular, ya que ni siquiera se les ha conseguido un trazado provisional. Al parecer se intentó, pero no se debió poner todo el empeño. Me vuelvo a preguntar si realmente existe voluntad de contentar a la familia del motocross.