Menorca no nos quiere. No nos quiere nada. Ni por aquello de la solidaridad de las islas pequeñas que comparten la lucha para conseguir rascar algo de Mallorca la Grande. Y ese desamor tiene un precio: 6,2 millones de euros al año. Son los que dejará de recibir Vila por su recién obtenida capitalidad de la isla de Ibiza. Teniendo en cuenta que lo que recibirá finalmente serán cinco millones de euros anuales este desamor interinsular sale bien caro. Creo que es el momento de recordarle a los menorquines -bueno, a Més per Menorca, que es quien se opuso al acuerdo de PSOE, Podemos y PP que reclamaba seis millones de euros anuales así como el 5% de las inversiones territorializadas del Govern y el 20% de las del Consell- que, si tienen servicio de radioterapia en la isla, es gracias a los años de reivindicaciones de los ibicencos. Y a Mallorca la Magnánima, que consideró que no podía darle algo a Ibiza y no a Menorca. Ya podría haber pensado lo mismo a la hora de crear escoletes, que mientras Menorca tiene varias dependientes del Govern, aquí no hay ni una. Igual en Menorca creen que, así, rascarán algo de esos 6,2 millones anuales. Suerte. Que no se topen con alguien como ellos. Que no les quiera. Quatre illes (fraticides). Un país.