El sexto informe sobre perspectivas del Medio Ambiente mundial de las Naciones Unidas publicado hace unos días, evidencia lo que - por desgracia - algunos nos temíamos, que la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los objetivos ambientales acordados a nivel mundial, incluidos los del cambio climático, están muy por debajo de lo que debería.

Los patrones actuales de consumo, producción, movilidad y desigualdad no son sostenibles que, unidas a otras acciones antrópicas sobre los recursos naturales, evidencian una clara tendencia al alza de los indicadores en dirección contraria a la acordada y esperada. Todo ello se resume en que: no se lograra el escenario y la dimensión ambiental planteada para la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible ni tampoco las metas que se acordaron para 2050.

Esta evidencia debe hacernos plantearnos, ahora más que nunca, que las políticas públicas que se vayan a plantear e impulsar desde las diferentes instituciones deben de priorizar aquellas que tiendan a restaurar la salud ambiental y, en consecuencia, la humana. Necesitamos un cambio transformador hacia lo 'verde' para poder alcanzar los objetivos planteados y poder mitigar los efectos que se derivan y que, atendiendo a todos los indicadores, empeoran en un futuro no muy lejano. Entramos en periodo electoral y ahora es cuando debemos reflexionar, seriamente, qué tipo de políticas públicas queremos para poder generar esa transformación necesaria.

Esas medidas deben de pasar por la mejora de la educación, sabemos que los programas de educación ambiental son una de las mejores herramientas para concienciar y educar en sostenibilidad. Fomentar un consumo sostenible, en especial hacia una dieta saludable, reducir la contaminación atmosférica, reducir los residuos sólidos domésticos, son algunos de los ejemplos que deben de incorporarse a las políticas públicas municipales e insulares. Una política verde, coordinada y ambiciosa es necesaria para que, unida a la innovación social pueda facilitar que nuestros municipios colaboren en la consecución de los objetivos planteados para el Desarrollo Sostenible. Además, se precisa esa innovación no solo en lo social, sino también en lo normativo y tecnológico pues ello fomentará esa transformación verde tan anhelada que debe de vislumbrarse en política.

Con la Ley del Cambio Climático se ha iniciado un nuevo rumbo en nuestras islas y, parece que la ciudadanía ha tomado nota a la vista de las numerosas manifestaciones por el clima, pero no será suficiente si desde los ayuntamientos y resto de instituciones, no se impulsan verdaderas medidas, ambiciosas y valientes, que favorezcan la adaptación y la configuración de un entorno que permita eliminar los obstáculos que impiden continuar con esa transformación tan necesaria. Los cambios políticos, institucionales y de estilo de vida son los que van a permitir una transición incluyente hacia la sostenibilidad ambiental, por suerte, en toda Europa ya aparecen políticas verdes impulsadas y basadas en criterios sostenibles con enfoques ecosistémicos, tan solo esperemos que la sostenibilidad se instaure en Ibiza pues no basta con fomentar la protección de la naturaleza.